Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Miércoles, 5 de noviembre de 2025.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XXXI - Feria.
   Color del día: Verde.  


Antífona de entrada

Vi sentado en el trono celestial a un hombre, a quien adora la multitud de los ángeles que cantan a una sola voz: “Éste es aquel cuyo poder permanece eternamente”.

Oración colecta

Acompaña, Señor, con celestial piedad, los anhelos y súplicas de tu pueblo, para que conozca lo que debe poner por obra y lleve a cabo con firmeza lo que ha conocido. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
La plenitud de la ley es el amor

Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos 13, 8-10

Hermanos:

A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás» y cualquiera de los otros mandamientos, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Con este pasaje, san Pablo nos hace ver que nuestras acciones son la manifestación de lo que en realidad se encuentra en el fondo de nuestro corazón, por lo que el amor no puede quedar encerrado en un sentimiento, ni en una filosofía, sino en acciones concretas.

Por ello, aun las mismas prohibiciones de la ley son una manifestación del amor de Dios hacia nosotros, pues evitan que el pecado nos destruya, pero al mismo tiempo nos las proponen como la expresión mínima (por ello expresada en forma negativa) de nuestro amor hacia los demás, de manera que el pecado tampoco los destruya.

De aquí que toda nuestra vida debe ser una expresión del amor ya que, en la calidad de ésta, es como los demás nos conocen y reconocen como auténticos seguidores de Jesús. Busca que tu vida diaria refleje este amor por tu prójimo, sobre todo por el más "próximo", que es precisamente el que vive contigo.

Salmo responsorial
Sal 111, 1-2. 4-5. 9

R. Dichoso el que se apiada y presta.
  • Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R.
  • En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad dura por siempre. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. R.
  • Reparte limosna a los pobres; su caridad dura por siempre y alzará la frente con dignidad. R.

Aclamación antes del Evangelio
Mt 11, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados – dice el Señor -, y yo os aliviaré. R.

EVANGELIO
Aquel que no renuncia a todos sus
bienes no puede ser discípulo mío

Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:

«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.

Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.

Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?

No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: «Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.

¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?

Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.

Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Cristo hoy nos invita a vivir con radicalidad nuestras vidas, no hay espacio para medias tintas. 

Cristo nos dice: ‘el que no deja a su padre y a su madre, el que no toma su cruz y me sigue’; Cristo nos invita a tomar la cruz, pero la del tamaño y el peso que sabe que podemos cargar; la cruz del propio carácter, la cruz del hijo medio perdido, la cruz del trabajo, la cruz del vecino.

Todos cargamos una cruz, pero la diferencia está en porqué y cómo la cargamos; la cargamos porque es con lo que yo puedo contribuir a la redención de Cristo, para que otros muchos sean felices y se salven como yo; y cargarla como la cargó nuestro Señor, con entereza, con decisión, sin quejumbres.

Nadie puede dejar su cruz en la esquina porque es esa cruz la que me va a ayudar a subir al cielo, porque entonces, si yo dejo la cruz, el camino se hará más pesado. Lo sé, es una contradicción, pero así es la vida de Cristo.

Cuando aceptas, abrazas y cargas la cruz con decisión, con entereza, el camino se hace más fácil. Y me atrevería a decir que hasta caminamos con una sonrisa, caminamos más ligero, con mayor libertad. En cambio, si dejamos la cruz en la esquina, si la rechazamos, vamos arrastrándonos por la vida. 

No le tengamos miedo a la cruz del día a día, que es en sí, lo que nos dará la energía para el día. Acuérdense: no hay cruz que el Señor no haya cargado por nosotros y con nosotros y no hay cruz que no podamos cargar. Hoy, cargar la cruz con decisión y con una sonrisa.

Antífona de comunión

Yo he venido, dice el Señor, para que tengan vida, y la tengan en abundancia.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Renovados por tus sacramentos, te suplicamos, Dios todopoderoso, que te sirvamos dignamente con una vida que te sea agradable. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Señor, tu sabiduría es tan grande, que cuando grabaste tu ley en mi corazón, sabías que fallaría en el amor al prójimo, y por eso me evitas que con mis acciones cause dolor a los que me rodean. Que tu gracia me ayude a obedecer tus mandatos por amor a ti y al prójimo.

Acción

Durante el día repetiré constantemente: amaré a mi prójimo como a mí mismo. Y en la primera oportunidad lo pondré en práctica.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).