EVANGELIO DE HOY Viernes 1 de Noviembre del 2013

Santoral

- Apocalipsis 7,2-4.9-14. 
Luego vi a otro Angel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Angeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: 
"No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios". 
Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144. 000 pertenecientes a todas las tribus de Israel. 
Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: 
"¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!". 
Y todos los Angeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, 
diciendo: "¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén! 
Y uno de los Ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?". 
Yo le respondí: "Tú lo sabes, señor". Y él me dijo: "Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. 

- Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6. 
Del Señor es la tierra y lo que contiene, / el mundo y todos sus habitantes; / pues él la edifició sobre los mares, / y la puso más arriba que las aguas.
¿Quién subirá a la montaña del Señor? / ¿Quién estará de pie en su santo recinto? / El de manos limpias y de puro corazón, / el que no pone su alma en cosas vanas / ni jura con engaño.
Ese obtendrá la bendición del Señor / y la aprobación de Dios, su salvador. / Así es la raza de los que Le buscan, / de los que buscan tu rostro, ¡Dios de Jacob!

- Lectura: I San Juan 3,1-3. 
¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él. 
Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. 
El que tiene esta esperanza en él, se purifica, así como él es puro. 

- Evangelio: Mateo 5,1-12a. 
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. 
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: 
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. 
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. 
Felices los afligidos, porque serán consolados. 
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. 
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. 
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. 
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. 
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. 
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. 
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron. 

Reflexión
San Mateo ha querido presentar esta enseñanza de Jesús (dicha muy probablemente en diferentes ocasiones y lugares) en una gran catequesis, para que ésta sea para los cristianos, lo fue para los judíos fue la ley: norma de vida. 

Por ello nos presenta a Jesús que, como Moisés, sube al "monte" y desde ahí instruye al pueblo. La catequesis empieza con la palabra "Bienaventurados" que puede ser también traducida como "Feliz" o "Dichoso" o quizás como las tres juntas. La palabra en griego "macario" significa una alegría profunda e interior que está relacionada con la paz y el gozo. 

Con esta interpretación resulta paradójico, de acuerdo a los criterios humanos decir: "felices los que lloran, felices los pobres, felices los mansos, felices los perseguidos por ser cristianos”, sin embargo, esta es una realidad auténtica, pues la verdadera felicidad, el gozo, la alegría, no están donde el mundo nos las propone (fiestas, diversiones, alcohol), sino en donde Jesús nos lo dice: "Sólo en él", llevando una vida auténticamente cristiana. 

La felicidad que encontramos en el mundo es pasajera, la que nos ofrece Jesús y su Evangelio es total y duradera, diríamos: "definitiva". Si verdaderamente quieres ser un "macario", un lleno de la alegría, la paz y el gozo de Dios, esfuérzate todos los días por vivir de acuerdo al Evangelio.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro