Evangelio del Día - Lunes 19 de mayo de 2014


Tiempo litúrgico: Pascua (blanco)

Santoral



Primera Lectura: Hechos 14,5-18
"Os predicamos para que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo"

En aquellos días, se produjeron en Iconio conatos de parte de los gentiles y de los judíos, a sabiendas de las autoridades, para maltratar y apedrear a Pablo y a Bernabé; ellos se dieron cuenta de la situación y se escaparon a Licaonia, a las ciudades de Listra y Derbe y alrededores, donde predicaron el Evangelio. 

Había en Listra un hombre lisiado y cojo de nacimiento, que nunca había podido andar. Escuchaba las palabras de Pablo, y Pablo, viendo que tenía una fe capaz de curarlo, le gritó, mirándolo: "Levántate, ponte derecho." El hombre dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia: "Dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos." A Bernabé lo llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. 

El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad, trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio. Al darse cuenta los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando: "Hombres, ¿qué hacéis? Nosotros somos mortales igual que vosotros; os predicamos el Evangelio, para que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen. 

En el pasado, dejó que cada pueblo siguiera su camino; aunque siempre se dio a conocer por sus beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos comida y alegría en abundancia." Con estas palabras disuadieron al gentío, aunque a duras penas, de que les ofrecieran sacrificio.

Salmo Responsorial: 113
"No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria."
  • No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu bondad, por tu lealtad. ¿Por qué han de decir las naciones: "Dónde está su Dios"?
  • Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace. Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, hechura de manos humanas.
  • Benditos seáis del Señor, que hizo el cielo y la tierra. El cielo pertenece al Señor, la tierra se la ha dado a los hombres.

Evangelio: Juan 14,21-26
"El Defensor que enviará el Padre os lo enseñará todo"

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él." Le dijo Judas, no el Iscariote: "Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?" 

Respondió Jesús y le dijo: "El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho."

Reflexión
"El que me ama, cumplirá mi palabra"

Jesús insiste a sus discípulos en la importancia del amor, pues este es el signo por el que les reconocerán como discípulos. Este amor se hace manifiesto, no por decirle: Señor, Señor, cuánto te amo, sino por cumplir sus mandamientos, pues dice: "El que me ama, cumplirá mi palabra". 

De manera que no podemos decir que amamos a Jesús, si no estamos dispuestos a poner nuestro máximo esfuerzo por vivir de acuerdo al Evangelio. Lo más maravilloso de este pasaje es que cumplir el Evangelio, será el motivo por el que el Padre del Cielo nos amará y vivirá la Santísima Trinidad en nosotros, como en un templo. Es decir, esta realidad bautismal, se hace activa y operante en la medida en que nosotros le manifestamos nuestro amor a Jesús viviendo de acuerdo a su Palabra.

Te invito a meditar por un momento, lo que significa que el Dios del universo viva en ti. Si entiendes esto, estoy seguro que, definitivamente, te esforzarás con todo tu corazón para vivir de acuerdo al Evangelio.

Acción

Líbrame, Señor, de la soberbia; te pido que me protejas para que nunca olvide que todo lo que tengo y lo que soy proviene de ti, es para ti, y únicamente tiene sentido en ti. Dame siempre de tu Espíritu Santo para saber darte la gloria cuando alguien me halague.

Reconoceré que los dones y virtudes que poseo no son por mis méritos sino por la gracia de Dios. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado del sitio católico:
Evangelización Activa