Evangelio del Día - Lunes 7 de julio de 2014


Tiempo litúrgico: Ordinario (verde)

Santoral



Primera Lectura: Oseas 2, 16. 17b-18. 21-22
"Me casaré contigo en matrimonio perpetuo"

Así dice el Señor: "Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Aquel día -oráculo del Señor-, me llamará Esposo mío, no me llamará Ídolo mío. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor."

Salmo Responsorial: 144
"El Señor es clemente y misericordioso."
  • Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza.
  • Una generación pondera tus obras a la otra, y le cuenta tus hazañas. Alaban ellos la gloria de tu majestad, y yo repito tus maravillas.
  • Encarecen ellos tus temibles proezas, y yo narro tus grandes acciones; difunden la memoria de tu inmensa bondad, y aclaman tus victorias.
  • El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.

Evangelio: Mateo 9, 18-26
"Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, y vivirá"

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: "Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá". Jesús lo siguió con sus discípulos. 

Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que, con sólo tocarle el manto, se curaría. Jesús se volvió, y al verla le dijo: "¡Animo, hija! Tu fe te ha curado. Y en aquel momento quedó curada la mujer. 

Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: "¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida". Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por aquella comarca."

Reflexión

La carta a los Hebreos dice: "Jesucristo es el mismo de ayer, de hoy y por siempre". Sin embargo, nuestro mundo tecnificado y lleno de agitación y de autosuficiencia, nos ha llevado a crear una imagen reducida del Señor.

El evangelio de hoy, con dos pasajes en los cuales Jesús, por medio de dos grandes milagros, nos muestra, no solo su poder sino su identidad como Hijo de Dios, como verdadero Dios, debía llevarnos de nuevo a reflexionar en la imagen que tenemos sobre Jesús. Muchas veces pensamos que trabajamos solos, que debemos resolver todos nuestros problemas solos, que debemos recurrir a Jesús sólo cuando las cosas han llegado a tal grado que no podemos más (enfermedad, crisis económica). Sin embargo, Jesús nos acompaña con su poder y su amor a lo largo de todo nuestro día.

Él es capaz de cambiar el rumbo de nuestra actividad y de toda nuestra vida, es Dios, es el Emmanuel, el "Dios con nosotros". El elemento común en estos dos episodios es la fe: tanto el jefe de la sinagoga, como la mujer con el flujo de sangre, fueron capaces de reconocer en Jesús, al verdadero Dios, al Dios que cambia la historia y la lleva a la plenitud. Dejemos que Jesús tome el control de nuestra vida cotidiana; nos SORPRENDEREMOS de ver el poder de Dios todos los días.

Acción

Señor Dios, Padre de bondad, tú que has querido manifestarnos tu amor como el de un padre por su hijo, o de un esposo por su amada, te pedimos que nos ayudes a responderte con el mismo amor con que nos amas y, que ese amor, nos haga ser respetuosos con nuestros hermanos y solidarios con quienes sufren, para que merezcamos vivir contigo eternamente en el cielo.

Dedicaré al menos una acción concreta para mostrar mi amor de hermano a quienes sufren o tienen necesidad de ser aceptados y respetados

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado del sitio católico:
Evangelización Activa