Evangelio del Día - Viernes 14 de noviembre de 2014


Tiempo litúrgico: Ordinario
Color del día: Verde


Santoral


Primera Lectura: II Juan 4-9
"Quien permanece en la doctrina posee al Padre y al Hijo"

Señora elegida: Me alegré mucho al enterarme de que tus hijos caminan en la verdad, según el mandamiento que el Padre nos dio. Ahora tengo algo que pedirte, señora. No pienses que escribo para mandar algo nuevo, sino sólo para recordaros el mandamiento que tenemos desde el principio, amarnos unos a otros. Y amar significa seguir los mandamientos de Dios. Como oísteis desde el principio, éste es el mandamiento que debe regir vuestra conducta.

Es que han salido en el mundo muchos embusteros, que no reconocen que Jesucristo vino en la carne. El que diga eso es el embustero y el anticristo. Estad en guardia, para que recibáis el pleno salario y no perdáis vuestro trabajo. Todo el que se propasa y no permanece en la doctrina de Cristo no posee a Dios; quien permanece en la doctrina posee al Padre y al Hijo.

Salmo Responsorial: 118
"Dichoso el que camina en la voluntad del Señor"
  • Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor.
  • Dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón.
  • Te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
  • En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti.
  • Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras.
  • Ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu voluntad.

Evangelio: Lucas 17, 26-37
"El día que se manifieste el Hijo del hombre"

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. 

Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará. 

Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán, estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejaran; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán".  Ellos le preguntaron: "¿Dónde, Señor?" Él contestó: "Donde está el cadáver se reunirán los buitres."

Reflexión

En el final de este discurso sobre el fin del mundo, Jesús insiste en el hecho de que será algo inesperado, algo que sucederá de un momento a otro sin que nadie haya sido avisado. 

Si esto será así, entonces, ¿por qué vivir asustados con todos los vaticinios sobre este final? Nosotros creemos que lo que Dios ha querido decir de manera universal para el hombre está contenido en la Revelación, y en ésta nos dice que nadie, ni siquiera el mismo Jesús en su humanidad, ha querido revelar cuándo será.

Imaginemos por un momento qué pasaría si efectivamente se supiera cuándo. Mucha gente, viviría una vida de libertinaje y sólo se prepararía en la víspera o al contrario, viviría en un continuo pánico. De esta manera el Señor nos invita a vivir siempre preparados. Quien ama a Jesús vive siempre preparado, pues para él la vida es Cristo y la muerte una ganancia. 

Acción

Señor, mantén en mí la pureza de tu mensaje, quiero que mi vida esté siempre coloreada por tu Evangelio de amor. Quiero mantenerme adherido a tus mandamientos y serte fiel, lo que te pido es que tu Espíritu los vaya grabando en mi corazón, en mi mente y, por lo tanto, en todas mis acciones.

Hoy memorizaré una frase que haya leído del Evangelio, la pondré en notas, la meteré a mi cartera, en la firma de mis correos, y veré la manera de poner todo mi empeño en vivirla siempre en plenitud como un norte en mi vida.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelio del Día
Evangelización Activa