Lecturas - Viernes 26 de diciembre de 2014


Tiempo litúrgico: Navidad

Color: Rojo


Santoral:



Primera Lectura: Hechos 6, 8-10; 7, 54-59
"Señor Jesús, recibe mi espíritu"

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y señales entre la gente. Algunos judíos de la sinagoga llamada "de los Libertos", procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban, pero no podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba. Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él.

Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo. "Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios".

Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.

Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado". Diciendo esto, se durmió en el Señor.

Salmo 31(30),3cd-4.6.7b-8a.16bc.17. 
Señor ¡Tu amor será mi gozo y mi alegría! 
  • Sé para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo, porque tú eres mi Roca y mi baluarte: por tu Nombre, guíame y condúceme. 
  • Yo pongo mi vida en tus manos: tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. Confío en el Señor. ¡Tu amor será mi gozo y mi alegría! 
  • Líbrame del poder de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. Que brille tu rostro sobre tu servidor, sálvame por tu misericordia.

Evangelio: Mateo 10, 17-22
"El que persevere hasta el fin se salvará"

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los injurien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes. 

El hermano entregará a su hermano a la muerte y el padre, a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará".

Reflexión

Decía el Padre De Lubac: "Si la vida del cristiano transcurre sin persecución, es porque en ella no está presente la vida de su Maestro; el cristiano siempre será un hombre contestado".

Si bien es cierto que no todo el tiempo la Iglesia, incluso el mismo Maestro, fue perseguido, sí debemos reconocer que la persecución en todos los tiempos ha sido el signo infalible de la autenticidad de la vida evangélica, es de alguna manera la firma que Dios pone en el cristiano. Esto es lógico, pues los criterios del Evangelio se oponen en muchas ocasiones a los del mundo.

Vivir de acuerdo con el Evangelio nos pondrá, tarde o temprano, en contraposición con los criterios egoístas y utilitarios del mundo. Es bonito celebrar la Navidad, día de gozo y alegría, sin embargo, no debemos perder de vista que al final del camino estará la cruz.

Pbro. Ernesto María Caro

Coronados juntos por el humilde Rey de gloria

Ayer celebramos el nacimiento temporal de nuestro Rey eterno; hoy celebramos el triunfal martirio de su soldado. (…) Nuestro Rey, siendo la excelsitud misma, se humilló por nosotros; su venida no ha sido en vano, pues ha aportado grandes dones a sus soldados, a los que no sólo ha enriquecido abundantemente, sino que también los ha fortalecido para luchar invenciblemente. Ha traído el don de la caridad, por la que los hombres se hacen partícipes de la naturaleza divina. (…)

Así, pues, la misma caridad que Cristo trajo del cielo a la tierra ha levantado a Esteban de la tierra al cielo. (…) Esteban, para merecer la corona que significa su nombre, tenía la caridad como arma, y por ella triunfaba en todas partes. Por la caridad de Dios, no cedió ante los judíos que lo atacaban; por la caridad hacia el prójimo, rogaba por los que lo lapidaban. Por la caridad, argüía contra los que estaban equivocados, para que se corrigieran; por la caridad, oraba por los que lo lapidaban, para que no fueran castigados. 

Confiado en la fuerza de la caridad, venció la acerba crueldad de Saulo, y mereció tener en el cielo como compañero a quien conoció en la tierra como perseguidor. La santa e inquebrantable caridad de Esteban deseaba conquistar orando a aquellos que no pudo convertir amonestando. Y ahora Pablo se alegra con Esteban, y con Esteban goza de la caridad de Cristo, triunfa con Esteban, reina con Esteban; pues allí donde precedió Esteban, martirizado por las piedras de Pablo, lo ha seguido éste, ayudado por las oraciones de Esteban.

San Fulgencio de Ruspe (467-532), obispo en África del Norte 
Sermón 3, 1-3, 5-6 ; CCL 91 A, 905-909 (trad. cf breviario 26/12)

Acción

Señor, lléname de tu Espíritu Santo y transfórmame en un verdadero siervo tuyo; yo me comprometo a no callar nunca lo que aprendo de ti, hoy te digo que en cada oportunidad diré con claridad, no importa con quien esté, como aquel ciego: "Yo soy testigo del poder de Dios".

Hoy aprovecharé la oportunidad que se presente y con cada persona que hable, le mencionaré a Dios.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelio del Día - Evangelización Activa
Verificado en:
Ordo temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica