Lecturas - Jueves 19 de marzo de 2015 - Fiesta de San José, Esposo de la Virgen María


Tiempo litúrgico: Cuaresma
Color: Blanco

Santoral


Primera Lectura: II Samuel 7,4-5a.12-14a.16
"El Señor Dios le dará el trono de David, su padre"

En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor: "Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre.""

Salmo Responsorial: 88
"Su linaje será perpetuo."
  • Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad."
  • Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: "Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades."
  • Él me invocará: "Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora." Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable.

Segunda Lectura: Romanos 4,13.16-18.22
"Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza"

Hermanos: No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros. 

Así, dice la Escritura: "Te hago padre de muchos pueblos." Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: "Así será tu descendencia." Por lo cual le valió la justificación.

Evangelio: Mateo 1,16.18-21.24a
"José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor"

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. 

Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor."

Reflexión

José pasa desapercibido en la historia y sin embargo, su papel fue sumamente importante, no sólo como protector de la Sagrada Familia, sino como un modelo de fe en medio de la más terrible oscuridad. Pensemos que la noticia que se le da está fuera de toda lógica humana: su esposa ha concebido del Espíritu Santo. 

La Escritura de hoy nos dice que "mientras pensaba en esto", lo cual nos refleja a un hombre que no se da por vencido, que ama a su esposa y busca la manera de conciliar su pensamiento con la obra de Dios. Ciertamente la concepción virginal de Jesús sobrepasa cualquier razonamiento humano, por lo que Dios envía un ángel a explicarle parte de este misterio. Hoy día, los matrimonios ante las primeras dificultades, inmediatamente consideran como primera opción, el divorcio. 

Se nos ha olvidado luchar por lo que amamos; que somos débiles y que podemos fallar, por lo que hay que saber perdonar; se nos olvida que en el matrimonio Dios se compromete, bajo "alianza", a sacar adelante nuestro proyecto de pareja. Finalmente, se nos ha olvidado que "todo es posible para el que tiene fe" y que al final, el amor triunfará. 

Acción

Señor, tu amor y tu voluntad son eternas, permíteme saber escucharte y aceptar de ti lo que pides para que, como san José, sepa continuar tu obra salvadora haciendo tu voluntad cada día sin afectar ni interrumpir tu Plan de Salvación.

Hoy dedicaré un tiempo del día a la convivencia, bienestar y educación familiar. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica