Lecturas de la Misa y reflexión sobre el Evangelio - Martes 9 de junio de 2015

Tiempo Litúrgico: Ordinario
Color: Verde

Santoral

Primera Lectura: II Corintios 1, 18-22
"Jesús no fue primero "sí" y luego "no"; en él todo se ha convertido en un "sí""

Hermanos: ¡Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no fue primero "sí" y luego "no". Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero "sí" y luego "no"; en él todo se ha convertido en un "sí"; en él todas las promesas han recibido un "sí". 

Y por él podemos responder "Amén" a Dios, para gloria suya. Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.

Salmo Responsorial: 118
"Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo."
  • Tus preceptos son admirables, por eso los guarda mi alma.
  • La explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes.
  • Abro la boca y respiro, ansiando tus mandamientos.
  • Vuélvete a mí y ten misericordia, como es tu norma con los que aman tu nombre.
  • Asegura mis pasos con tu promesa, que ninguna maldad me domine.
  • Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus leyes.

Evangelio: Mateo 5,13-16
"Vosotros sois la luz del mundo"

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras."

Reflexión
Si la sal se vuelve sosa…

El Señor nos llama “sal de la tierra” y “luz del mundo” y nos da la sensación de que se ha equivocado de parte a parte. ¿No estará pensando en otras personas más capaces, más santas, más preparadas que nosotros? Porque tenemos muy presentes nuestros defectos y limitaciones y nos parece que ni somos sal ni somos luz. 

Y es que, en realidad, somos muy poca cosa por nosotros mismos, pero Cristo no nos pide que demos nuestra luz ni nuestra sal, sino “La Luz” y “la Sal” que son el Espíritu que habita en nosotros. Porque somos templos del Espíritu Santo que ha encendido en nosotros como un faro capaz de servir de punto de referencia para muchas personas. 

Es Él quien, viviendo en nosotros por la oración y los sacramentos, hace de nuestra vida una fuente de sabor y un faro para los demás. No es tanto que nos toque iluminar el mundo cuanto cuidar la luz que hay en nosotros y que es un regalo inmerecido. Eso sí podemos hacerlo a pesar de nuestras limitaciones, precisamente porque la lucha contra la mediocridad y el pecado es ya obra del Espíritu y es testimonio de algo más grande. 

También nos pide el Señor que no escondamos el don que nos ha hecho como si la fe cristiana fuera algo que hubiera que vivir en al esfera privada de la vida. La fe se trasparente en las obras y en las palabras y no se puede ocultar salvo que estemos dispuestos a fingir y desnaturalizar nuestras acciones privándolas de su sentido más profundo.

Que María nuestra madre nos enseñe a brillar como lumbreras en medio de la oscuridad de este mundo.

Escrito por Comentarista 6 el 9 de junio de 2015. Posteado en Comentario a las Lecturas, sitio web Archidiócesis de Madrid.

Oración

Me ofrezco, Señor, como una ofrenda para ti; tómame de tal modo que mis decisiones, deseos y anhelos más profundos estén dirigidos e inspirados por ti. Lléname de tu Espíritu Santo para que realmente me vaya configurando cada vez más contigo.

Acción

Nuestra Iglesia necesita de tu vida de santidad, de tu testimonio; no escondas a Jesús, déjalo obrar en tu vida, para que se note. Hoy revisaré si mi palabra tiene valor, si realmente, a semejanza de Jesús, cuando sí o no, cumplo cabalmente

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa y Arquidiócesis de Madrid
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica