Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes 10 de noviembre de 2015


Tiempo Litúrgico: Ordinario
Color: Blanco

Santoral



Primera Lectura: Sabiduría 2, 23-3, 9
"La gente insensata pensaba que morían, pero ellos están en paz"

Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella. En cambio, la vida de los justos está en manos de Dios, y no los tocará el tormento. La gente insensata pensaba que morían, consideraba su tránsito como una desgracia, y su partida de entre nosotros como una destrucción; pero ellos están en paz. 

La gente pensaba que cumplían una pena, pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad; sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí; los probó como oro en crisol, los recibió como sacrificio de holocausto; a la hora de la cuenta resplandecerán como chispas que prenden por un cañaveral; gobernarán naciones, someterán pueblos, y el Señor reinará sobre ellos eternamente. 

Los que confían en él comprenderán la verdad, los fieles a su amor seguirán a su lado; porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos y mira por sus elegidos.

Salmo Responsorial: 33
"Bendigo al Señor en todo momento."
  • Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.
  • Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero el Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria.
  • Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos.

Evangelio: Lucas 17, 7-10
"Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer"

En aquel tiempo, dijo el Señor: "Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras cómo y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? 

Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."

Reflexión sobre la Primera Lectura

El texto que hoy meditamos tiene dos elementos fundamentales de reflexión unidos por una sola idea: Dios nos creó para vivir eternamente con él. 

Es decir, que nuestra vida está destinada a vivir con Dios en el Cielo que ha preparado para nosotros. Esto no lo entienden quienes no conocen a Dios, más aún quienes todavía no profundizan en el misterio de su amor y por eso, la muerte es para ellos la separación definitiva de la vida y el final de todo, mientras que para nosotros será el inicio de la vida plena en el Cielo. 

Por ello, el texto remarca que valen la pena todos los sufrimientos de esta tierra, pues son pasajeros. San Pablo, en su carta a los Romanos, dice precisamente lo mismo, pues nos asegura que todo lo que sufrimos, si lo comparamos con lo que vamos a gozar, pierde su importancia. Mientras estamos en esta vida, seguramente conoceremos el dolor, la enfermedad, la necesidad, en una palabra, nuestra miseria y pobreza. 

Sin embargo, ésta, en el momento de la muerte, se tornará en fuente de alegría y gozo. Es, pues, importante levantar nuestros ojos al Cielo y pensar con más frecuencia en nuestra muerte, pues a pesar de lo que el mundo diga de ello, para nosotros que creemos en Cristo y que buscamos con todas nuestras fuerzas y todo nuestro corazón permanecer fieles a sus enseñanzas, será el día más gozoso de toda nuestra existencia, pues a partir del día que deje de latir nuestro corazón se iniciará la vida del cielo que no terminará jamás.

Reflexión sobre el Evangelio

A cada uno de nosotros Dios lo ha puesto en un lugar particular para que sirva a la construcción del Reino. 

Algunos como profesionistas, otros como empleados, otros más como padres de familia, como hijos. En cada una de nuestras actividades, estamos obligados por nuestro bautismo a construir el Reino que, de acuerdo a san Pablo, es "justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo". 

Pues bien, una vez que hayamos hecho crecer la justicia en nuestros lugares de trabajo o estudio, que hayamos sido un vehículo para fomentar la paz y la concordia en nuestras familias y con los vecinos, y cuando hayamos sembrado la semilla de la alegría en todo nuestro alrededor, lo único que podremos decir será: "No he hecho sino lo que era mi obligación hacer como discípulo de Cristo".

Oración

Espíritu Santo, sé mi consuelo en las horas de prueba, hazme consciente de la recompensa que me espera si me mantengo firme en el Señor.

Acción

Hoy meditaré en las cosas que debo cambiar para asegurar mi lugar junto al Señor para que mi temor a la muerte se transforme en esperanza de vida eterna.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa
Verificado en:
Ordo Temporis 2015 Conferencia Episcopal de Costa Rica