Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Lunes 4 de enero de 2016.


Tiempo Litúrgico: Navidad
Color: Blanco

Santoral


Primera Lectura: I san Juan 3, 22-4, 6
"Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él"

Queridos hijos: Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que le pidamos. Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece en nosotros.

Hermanos míos, no se dejen llevar de cualquier espíritu, sino examinen toda inspiración para ver si viene de Dios, pues han surgido por el mundo muchos falsos profetas. La presencia del Espíritu de Dios la pueden conocer en esto: Todo aquel que reconoce a Jesucristo, Palabra de Dios, hecha hombre, es de Dios. Todo aquel que no reconoce a Jesús, no es de Dios, sino que su espíritu es del anticristo. De éste han oído decir que ha de venir; pues bien, ya está en el mundo.

Ustedes son de Dios, hijitos míos, y han triunfado de los falsos profetas, porque más grande es el que está en ustedes que el que está en el mundo. Ellos son del mundo, enseñan cosas del mundo y el mundo los escucha. Pero nosotros somos de Dios y nos escucha el que es de Dios. En cambio, aquel que no es de Dios no nos escucha. De esta manera distinguimos entre el espíritu de la verdad y el espíritu del error. 

Salmo Responsorial 2, 7-8, 10-11
R. Yo te daré en herencia las naciones.
  • Anunciaré el decreto del Señor. He aquí lo que me dijo: “Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy. Te daré en herencia las naciones y como propiedad, toda la tierra”. R. 
  • Escuchen y comprendan estas cosas, reyes y gobernantes de la tierra. Adoren al Señor con reverencia, sírvanlo con temor. R.

Evangelio según san Mateo 4, 12-17. 23-25
“Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”

Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías: Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos; el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”. Y andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia.

Su fama se extendió por toda Siria y le llevaban a todos los aquejados por diversas enfermedades y dolencias, a los poseídos, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían grandes muchedumbres venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania. 

Reflexión: Amistades

El otro día entre lágrimas me preguntaba un joven por qué, si él queriendo hacer el bien y las cosas bien, lo hace mal y había hecho daño a personas que eran importantes para él. Mi respuesta no podía ser otra que aprendiera la lección de lo que le había pasado. Desde pequeños nuestros padres no enseñan lo que está bien y lo que está mal, algo que sabemos gracias a Dios. También nos enseñan a tener amistades, hacer amigos, y sobre todo a saber elegirlos. Es tan importante vivir y forjar amistades verdaderas con personas que responden a ello y las comparten. No sabes a veces hasta que punto te pueden influir tus amistades en tu vida y en como la vives.

En la primera lectura de hoy nos alerta San Juan sobre esto y lo importante de compartir nuestra vida y caminar juntos con personas que obran la justicia, o sea, que obedecen a Dio, hacen su voluntad y aman a los hermanos. Porque los que no, no nos engañemos, pecan y nos inducen a lo mismo, obedecen a otro.

Este joven tiene falsas amistades de personas que le están haciendo daño y estropeando su vida, al engañarle y proponerle o inducir a hacer lo que está mal, a equivocarse en sus pensamientos y deseos y a obrar mal. Y luego vienen las consecuencias y son muy dolorosas.

Tomar ejemplo de los discípulos de Juan en el evangelio de hoy es de gran ayuda. Ellos seguían a Juan Bautista porque era un hombre que obraba la justicia y amaba a los hermanos. Y cuando él les presentó a Jesús, les dio un muy buen consejo que les salvó la vida: les había preparado para seguir realmente al salvador, al Maestro. Así lo descubrieron y luego a su vez lo anunciaron a otros como a Simón.

Es muy importante y necesario estar con “los de Dios”, los hijos de Dios, tus hermanos, la comunidad, la Iglesia, ayudarse mutuamente, dejarse guiar por los pastores y aprender a reconocer la voluntad de Dios en ellos. Si no, corres el peligro de que te engañen “los otros” y sufrir las consecuencias. No quiere decir que te cierres sólo a relaccionarte con cristianos o gente de la Iglesia, no somos una secta. Si no, que seas consciente de por quien quieres dejarte influir para bien y en quien puedes y quieres influir tu para ayudarle, para su bien. No se te olvide: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano. Venid y veréis.

ESCRITO POR COMENTARISTA 3 EL 4 ENERO, 2016. POSTEADO EN COMENTARIO A LAS LECTURAS, SITIO WEB ARCHIDIÓCESIS DE MADRID.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelio del Día, Archidiócesis de Madrid, Catholic.net,
Verificado en:
Ordo Temporis 2016, Conferencia Episcopal de Costa Rica