Tiempo Litúrgico: Ordinario
Color del día: Blanco
Santo del día:
Primera Lectura
Lectura del libro de Esdras (9, 5-9)
Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud.
Yo, Esdras, al llegar la hora de la ofrenda de la tarde, salí de mi abatimiento y con la túnica y el manto rasgados, me postré de rodillas, levanté las manos al Señor, mi Dios, y le dije: “Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros pecados se han multiplicado hasta cubrirnos por completo y nuestros delitos son tan grandes, que llegan hasta el cielo.
Desde el tiempo de nuestros padres hasta el día de hoy, hemos pecado gravemente y por nuestros pecados nos has entregado a nosotros, a nuestros reyes y a nuestros sacerdotes en manos de reyes extranjeros, para que nos maten, nos destierren, nos saqueen y nos insulten, como sucede al presente.
Pero ahora, Señor, Dios nuestro, te has compadecido de nosotros un momento y nos has dejado algunos sobrevivientes, que se han refugiado en tu lugar santo; tú, Dios nuestro, has iluminado nuestros ojos y nos has reanimado un poco en medio de nuestra esclavitud.
Porque éramos esclavos, pero tú no nos abandonaste en nuestra esclavitud, sino que nos granjeaste el favor de los reyes de Persia, para que nos perdonaran la vida y pudiéramos levantar tu templo y restaurar sus ruinas y tuviéramos, así, un refugio en Judá y en Jerusalén”.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Cuando leemos el Antiguo Testamento nos encontramos con nuestra propia historia, con la historia de un pueblo que, como nosotros, pasa del pecado al arrepentimiento, pero que siempre queda en peligro de volver a retroceder y serle infiel a Dios. En esta hermosa oración de Esdras podemos ver este continuo dilema del hombre y la infinita misericordia de Dios.
Es la invitación constante de Dios a permanecer fiel, a recordar todas sus bondades y su amor por nosotros y a construir una historia de amor con él. Ciertamente hemos pecado, no mereceríamos nada de parte de Dios, pues son tantas nuestras faltas, sin embargo, Dios es mucho más grande y mucho más misericordioso que todos nuestros pecados juntos.
Busca a cambio un corazón generoso que se aparte de los ídolos (imagen de lo que sustituye a Dios) y que lo ame con todo el corazón y por sobre todas las cosas. No tengas miedo de reconciliarte con Dios, no hay pecado que sea más grande que su misericordia. Una vez perdonado busca amarlo con todo tu corazón.
Salmo responsorial (Tob 13, 2. 3-4. 7. 8)
R/ Bendito sea el Señor para siempre.
- El castiga y tiene compasión, hunde hasta el abismo y saca de él y no hay quien escape de su mano. R.
- El los dispersó a ustedes entre los paganos, que no lo conocen, para que les dieran a conocer sus maravillas y para que los hicieran comprender que él es el único Dios todopoderoso. R.
- Miren lo que ha hecho por nosotros, denle gracias de todo corazón y con sus obras bendigan al rey eterno. R.
- Yo le doy gracias en el país de mi destierro, pues anunció su grandeza a un pueblo pecador. Conviértanse, pecadores, obren rectamente en su presencia y esperen que tenga compasión de ustedes. R.
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 1-6)
Los envió a predicar el Reino de Dios
y a curar a los enfermos.
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos.
Y les dijo: “No lleven nada para el camino: ni bastón, ni morral, ni comida, ni dinero, ni dos túnicas. Quédense en la casa donde se alojen, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si en algún pueblo no los reciben, salgan de ahí y sacúdanse el polvo de los pies en señal de acusación”.
Ellos se pusieron en camino y fueron de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio y curando en todas partes.
Reflexión sobre el Evangelio
En el mundo consumista y tecnificado de nuestros días buscamos que, incluso la evangelización, caiga bajo los mismos criterios. Hoy poca importancia se le da a la acción del Espíritu Santo en la vida de la conversión y del Reino.
Jesús es claro cuando invita a sus seguidores a no poner su confianza en las cosas del mundo. El cristiano debe poco a poco habituarse a caminar solo con la gracia de Dios. A depender totalmente de él. Nuestro Dios es un Dios excelente, un Padre amoroso que siempre está al pendiente de nuestras necesidades (incluso de las más pequeñas).
Por lo tanto, no debemos dejar que las preocupaciones de nuestro día nos agobien. Esfuérzate en hacer bien lo que de acuerdo a tu vocación y estado te corresponde; anuncia con tu vida y con tu ejemplo el Evangelio y deja que Dios provea todas tus necesidades.
Oración
Dios mío, desde el tiempo de nuestros padres hasta el día de hoy, en mi familia hemos pecado gravemente y por nuestros pecados hemos estado privados de tu presencia. Pero ahora, Señor, te has compadecido de nosotros y nos has traído hasta ti, Dios nuestro, has iluminado nuestros ojos y nos has reanimado un poco en medio de nuestra esclavitud.
Acción
Hoy haré un examen de conciencia profundo y si es necesario, acudiré a la confesión.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo A - 2017, Conferencia Episcopal de Costa Rica