Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Lunes 12 de noviembre de 2018.


Tiempo Litúrgico: Ordinario 
   Color del día: Rojo   

Santoral:

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a Tito (1, 1-9)
Establece presbíteros en cada ciudad,
como te lo ordené.

Yo, Pablo, soy servidor de Dios y apóstol de Jesucristo, para conducir a los elegidos de Dios a la fe y al pleno conocimiento de la verdadera religión, que se apoya en la esperanza de la vida eterna. Dios, que no miente, había prometido esta vida desde tiempos remotos, y al llegar el momento oportuno, ha cumplido su palabra por medio de la predicación que se me encomendó por mandato de Dios, nuestro salvador.

Querido Tito, mi verdadero hijo en la fe que compartimos: te deseo la gracia y la paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro salvador.

El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como te lo ordené. Han de ser irreprochables, casados una sola vez; y sus hijos han de ser creyentes y no acusados de mala conducta o de rebeldía.

Por su parte, el obispo, como administrador de Dios, debe ser irreprochable; no debe ser arrogante, ni iracundo, ni bebedor, ni violento, ni dado a negocios sucios. Al contrario, debe ser hospitalario, amable, sensato, justo, piadoso, dueño de sí mismo, fielmente apegado a la fe enseñada, para que sea capaz de predicar una doctrina sana y de refutar a los adversarios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Uno de los temas frecuentes de discusión es el tema del celibato sacerdotal. La gente dice: ¿Por qué los padres no se casan, que no dice en la Biblia que los presbíteros pueden ser casados (y citan este texto)? Efectivamente, el celibato es un don de Cristo para la Iglesia que, como él mismo dice, no todos están llamados a él y no todos lo pueden entender. Este don existía desde los primeros cristianos y permanece en la Iglesia hasta la fecha. 

Si bien es cierto que la Iglesia Latina (es decir la nuestra) legisló en el siglo VII sobre la obligatoriedad de vivir el celibato para todos los que aspiraran a la vida Sacerdotal, en el Oriente no ocurrió así. Actualmente podemos encontrar presbíteros casados y célibes. El celibato, como obligación, nace de la necesidad de ser libres totalmente para Cristo, sin necesidad de que tenga ataduras familiares ni de ninguna otra índole. Se orienta fundamentalmente a la misión que exige libertad para vivir en cualquier condición de vida. 

No sabemos si más adelante también la Iglesia Latina volverá a separar las dos vocaciones: Sacerdotal y celibataria, lo que sí es cierto es que el don del celibato no se acabará en la Iglesia y que éste es un regalo precioso para la Iglesia que le permite a quienes lo reciben, aceptan y cuidan, ser signo de libertad en Cristo y de los bienes futuros. Oremos para que Dios continúe dando a su Iglesia este don y para que haya muchos que lo reciban con generosidad.

Salmo responsorial:
(Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6)
R/ Haz, Señor, que te busquemos. 
  • Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. R. 
  • ¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. R. 
  • Ese obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R,

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (17, 1-6)
Si tu hermano te ofende y se arrepiente,
perdónalo.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No es posible evitar que existan ocasiones de pecado, pero ¡ay de aquel que las provoca! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino sujeta al cuello, que ser ocasión de pecado para la gente sencilla. Tengan, pues, cuidado.

Si tu hermano te ofende, trata de corregirlo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo”.

Los apóstoles dijeron entonces al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor les contestó: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería”.

Reflexión sobre el Evangelio

Qué importante es nuestro comportamiento delante de los demás. 

Así como puedo ser un instrumento para que los demás se acerquen a Jesús y crean en él, puedo ser también la causa de que algunos se alejen. ¿Cuántas veces por un mal testimonio nuestro, algún hermano o hermana se ve escandalizado y juzga mal a la Iglesia o incluso al cristianismo? 

El Señor nos invita hoy a tener cuidado con nuestra manera de hablar y de portarnos, de manera que no vayamos a ser ocasión de pecado para alguno de nuestros hermanos. Estemos atentos.

Oración

Señor, te pido por cada cosa que san Pablo menciona como necesaria para el obispo, sin ser yo obispo, también te pido que por tu gracia pueda yo ser irreprochable, no arrogante, ni iracundo, ni bebedor, ni violento, ni dado a negocios sucios. Al contrario, que sea hospitalario, amable, sensato, justo, piadoso, dueño de mí mismo, fielmente apegado a la fe enseñada, para ser capaz de predicar una doctrina sana y de refutar a los extraviados de la fe.

Acción

Hoy oraré porque el Señor dé fortaleza y pureza a los célibes para que disfruten de ese don, y castidad a los casados para que encuentren, en la unión conyugal, una expresión profunda del amor de Dios.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de: 
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa 
Verificado en: 
Ordo Temporis Ciclo B - 2018, Conferencia Episcopal de Costa Rica