Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Miércoles 26 de agosto de 2020.


Tiempo Litúrgico: Ordinario II - Semana XXI. 
   Color del día: Verde.   

Memoria libre:

Primera Lectura
Lectura de la segunda carta
del apóstol san Pablo a los
tesalonicenses (3, 6-10. 16-18)
El que no quiera trabajar, que no coma.

Hermanos: Les mando, en nombre del Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que viva ociosamente y no según la enseñanza que de mí recibieron. Ya saben cómo deben vivir para imitar mi ejemplo, puesto que, cuando estuve entre ustedes, supe ganarme la vida y no dependí de nadie para comer; antes bien, de día y de noche trabajé hasta agotarme para no serles gravoso.

Y no porque no tuviera yo derecho a pedirles el sustento, sino para darles un ejemplo que imitar. Así, cuando estaba entre ustedes, les decía una y otra vez: “El que no quiera trabajar, que no coma”.

Que el Señor de la paz les conceda su paz siempre y en todo. Que el Señor esté con todos ustedes. Este saludo es de mi puño y letra. Así firmo yo, Pablo, en todas mis cartas; esta es mi letra. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Cuando el papa Juan Pablo II visitó Monterrey por segunda vez, en la homilía hizo énfasis no sólo a la "santificación" del trabajo, sino también en el trabajo como un modo de santificarse. En ella decía: "Jesús, el hijo de Dios, no tuvo a menos el trabajar, y por ello aprendió un oficio y lo ejerció, tanto así que la gente sorprendida se preguntaba '¿No es éste el carpintero?' (Mc 3,6)".

El trabajo no es sólo una manera por medio de la cual Dios nos "da el pan de cada día", sino también es el lugar para encontrarse con Dios, con el Dios constructor, con el Dios que ha creado todo y que nos ha hecho "co-creadores" con ÉL.

Cuando trabajamos (sea trabajo de oficina, de taller, de fábrica, de estudio, de casa) y lo hacemos con alegría, descubriendo en nuestro trabajo esta presencia y esta acción creadora de Dios en nosotros, el trabajo se convierte también en un modo de santificar a nuestro mundo.

De esta manera el trabajo deja de ser una obligación, para convertirse en un gozo, en una verdadera experiencia de Dios. Haz de tu trabajo diario una experiencia del amor de Dios. Conviértete, como san Pablo, en un ejemplo y un medio de evangelización para la gente que trabaja contigo; que viendo tu alegría, la gente se sienta llamada a vivir la misma experiencia que tú tienes y a dar gloria a Dios.

Salmo responsorial
(Sal 127, 1-2. 4-5)
R/ Dichoso el que teme al Señor.
  • Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. R.
  • Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida”. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (23, 27-32)
Ustedes son hijos de los
asesinos de los profetas.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas y adornan las tumbas de los justos, y dicen: ‘Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de los profetas’! Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los asesinos de los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!”

Reflexión sobre el Evangelio

Con estas palabras Jesús termina este duro sermón en contra de aquellos que aparentan una cosa y viven de una manera contraria a lo que predican.

Nuestra vida será siempre un reflejo de nuestra vida interior. Quien es cristiano no lo puede esconder y quien no lo es no lo puede fingir, ¡SE NOTA!

Preguntémonos, pues, ¿cómo es mi vida interior? ¿Tengo realmente una relación profunda y personal con Dios por medio de la oración?

Oración

Te agradezco, Señor, por el trabajo, gracias por la oportunidad de convertir el talento que me diste y mi desgaste físico e intelectual en frutos que construyan una mejor sociedad.

Perdóname por todas aquellas veces que no he sido consciente de que también en mi trabajo te honro y te represento ante el mundo.

Acción

Hoy seré muy celoso de cuidar que cada minuto de mi día sea bien aprovechado, sin olvidar que mi jefe directo, no es el que dice mi empresa, sino el Señor.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo A – 2020, Conferencia Episcopal de Costa Rica