Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes, 26 de enero de 2021.


Tiempo Litúrgico: Ordinario I - Semana III. 
   Color del día: Blanco.   

Memoria obligatoria:

Primera Lectura
Lectura de la segunda carta del
apóstol san Pablo a Timoteo (1, 1-8)
Recuerdo tu fe sincera.

Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, conforme a la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Cuando de noche y de día te recuerdo en mis oraciones, le doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia pura, como lo aprendí de mis antepasados.

No puedo olvidar tus lágrimas al despedirnos y anhelo volver a verte para llenarme de alegría, pues recuerdo tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y que estoy seguro que también tienes tú.

Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación. No te avergüences, pues, de dar testimonio de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

El cristiano de hoy, vive, como en tiempos del apóstol, en medio de un mundo que rechaza a Dios, por ello las palabras dirigidas a Timoteo deben calar también en nosotros de manera profunda: "No te avergüences, pues, de dar testimonio de nuestro Señor", que traducido a nuestro medio podríamos decir: no te avergüences de ser y portarte como cristiano.

Y esto es importante, porque cuando las cosas van bien, cuando estamos rodeados de personas que comulgan con nuestras ideas religiosas, no es difícil portar un crucifijo, dar gracias antes de comer, hacer alguna oración.

En cambio cuando estamos con otras personas, en ocasiones algunos hermanos se sienten avergonzados de manifestarse en palabras y acciones como seguidores de Jesús.

Realmente es un honor el recibir ultrajes por manifestarse como cristiano. No permitas que se dé en tu vida una división, sé y vive como auténtico seguidor de Cristo cada momento de tu diario vivir.

Salmo responsorial
(Sal 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10)
R/ Cantemos la grandeza del Señor.
  • Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. R.
  • Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. R.
  • Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre. R.
  • “Reina el Señor”, anuncien a los pueblos, él afianzó con su poder el orbe, con toda rectitud rige a los pueblos. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (3, 31-35)
El que cumple la voluntad de Dios, ése
es mi hermano, mi hermana y mi madre.

En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan”.

El les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Reflexión sobre el Evangelio

Una incorrecta interpretación de este pasaje ha llevado a algunos a pensar que con estas palabras y esta actitud que nos presenta el evangelista, Jesús está menospreciando a su Madre, apoyando su actitud de indiferencia (cuando no de rechazo) hacia María Santísima. Nada más contrario en la intención de Jesús.

Sin embargo, como siempre, Jesús usa de un evento o situación particular para instruir a la comunidad. La familia de Jesús no es simplemente la familia biológica, unida por los lazos de sangre, sino quien cumple la voluntad de Dios.

Con ello destaca el hecho de que María, como lo reconocerá siempre la comunidad cristiana, es el modelo perfecto de aquellos que hacen la voluntad de Dios, por lo que no sólo es su madre en sentido biológico, sino también lo es de manera espiritual, y por ello trascendente.

Por ello pertenecerán realmente a la familia de Jesús y María aquellos que hacen la voluntad de Dios. ¿Podríamos decir que nosotros formamos parte de esta familia?

Oración

Señor, ya no quiero sentir más temor del qué dirán porque voy a misa, porque oro, porque hablo de ti, pues tú me has dado un espíritu de fortaleza, de amor y de moderación. Así, con tu fuerza en mí, podré soportar las críticas, el rechazo, los sufrimientos de la vida cristiana.

Acción

Antes de comer, no importa en dónde o con quién esté, te daré gracias, Señor, en voz alta y de todo corazón; ya no me avergonzaré más de ti.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo B – 2021, Conferencia Episcopal de Costa Rica