Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Viernes, 19 de marzo de 2021.


Tiempo Litúrgico: Cuaresma – Semana IV.
   Color del día: Blanco.  

Solemnidad:


Primera Lectura
Lectura del segundo libro
de Samuel (7, 4-5. 12-14. 16)
El Señor Dios le dará el
trono de David, su padre.

En aquellos días, el Señor le habló al profeta Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘Cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino.

El me construirá una casa y yo consolidaré su trono para siempre. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente’ ”.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Este pasaje está referido, sin lugar a dudas, a Jesús quien será el descendiente esperado del pueblo y aquel que reinará por siempre. Para la realización de esta profecía Dios escogió a José de Nazaret, descendiente de la casa davídica para que él fuera quien le diera el "linaje" (diríamos hoy, el apellido) de la familia de David.

Sabemos que José no es el padre directo de Jesús, pues fue engendrado del Espíritu Santo, sin embargo, cumplió en todo como padre de Jesús: le dio su apellido, lo educó, le comunicó la ley y enseñó a vivir de acuerdo a la Alianza y finalmente le enseñó su propio oficio de carpintero. Todo esto nos habla de algo que a veces se va perdiendo en nuestros hogares y es: "el tener tiempo para los hijos".

Es tal la actividad del hombre moderno (cabeza de la familia), que muchas veces deja toda la carga de la educación en la esposa; sin embargo, la presencia y educación paterna es fundamental para el desarrollo equilibrado de los niños y niñas. Jesús, como hombre, se desarrolló gracias a la cercanía de José y su preocupación por su educación.

Ojalá y todos los que han sido llamados a ser papás lo sepan imitar dándose tiempo para compartir con sus hijos.

Salmo responsorial
(Sal 88, 2-3. 4-5. 27 y 29)
R/ Su descendencia
perdurará eternamente.
  • Cantaré eternamente del Señor las bondades y anunciará mi boda tu lealtad por todas las edades. Pues el Señor ha dicho: “Mi amor es un amor eterno y mi fidelidad, más firme que los cielos. R.
  • Una alianza pacté con mi elegido, a mi siervo David, yo le he jurado: ‘Perpetuaré tu descendencia y afirmaré para siempre tu reinado’. R.
  • El me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, mi Dios, mi boca salvadora’. Yo le aseguraré mi amor por siempre pues mi alianza con él no se revoca”. R.

Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos
(4, 13. 16-18. 22)
Esperando con toda esperanza, Abraham creyó.

Hermanos: La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación obtenida mediante la fe.

En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda asegurada la promesa para todos sus descendientes, no sólo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los que tienen la fe de Abraham. Entonces, él es padre de todos nosotros, como dice la Escritura: Te he constituido padre de todos los pueblos.

Así pues, Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios en quien creyó y que da la vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que todavía no existen. El, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa será tu descendencia. Por eso, Dios le acreditó esta fe como justicia.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo
(1, 16. 18-21. 24)
Jesús hizo lo que le había mandado
el ángel del Señor.

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

José pasa desapercibido en la historia y sin embargo, su papel fue sumamente importante, no sólo como protector de la Sagrada Familia, sino como un modelo de fe en medio de la más terrible oscuridad. Pensemos que la noticia que se le da está fuera de toda lógica humana: su esposa ha concebido del Espíritu Santo.

La Escritura de hoy nos dice que "mientras pensaba en esto", lo cual nos refleja a un hombre que no se da por vencido, que ama a su esposa y busca la manera de conciliar su pensamiento con la obra de Dios. 

Ciertamente la concepción virginal de Jesús sobrepasa cualquier razonamiento humano, por lo que Dios envía un ángel a explicarle parte de este misterio. Hoy día, los matrimonios ante las primeras dificultades, inmediatamente consideran como primera opción, el divorcio.

Se nos ha olvidado luchar por lo que amamos; que somos débiles y que podemos fallar, por lo que hay que saber perdonar; se nos olvida que en el matrimonio Dios se compromete, bajo "alianza", a sacar adelante nuestro proyecto de pareja. Finalmente, se nos ha olvidado que "todo es posible para el que tiene fe" y que al final, el amor triunfará.

Oración

Señor, tu amor y tu voluntad son eternas, permíteme saber escucharte y aceptar de ti lo que pides para que, como san José, sepa continuar tu obra salvadora haciendo tu voluntad cada día sin afectar ni interrumpir tu Plan de Salvación.

Acción

Hoy dedicaré un tiempo del día a la convivencia, bienestar y educación familiar.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo B – 2021, Conferencia Episcopal de Costa Rica