Tiempo Litúrgico: Ordinario III - Semana XXXI.
Color del día: Blanco.
Memoria obligatoria: San Martín de Porres, religioso.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos (13, 8-10)
El cumplimiento pleno de la ley consiste en amar.
Hermanos: No tengan con nadie otra deuda que la del amor mutuo, porque el que ama al prójimo, ha cumplido ya toda la ley.
En efecto, los mandamientos que ordenan: “No cometerás adulterio, no robarás, no matarás, no darás falso testimonio, no codiciarás” y todos los otros, se resumen en éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pues quien ama a su prójimo no le causa daño a nadie. Así pues, el cumplimiento pleno de la ley consiste en amar.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Con este pasaje, san Pablo nos hace ver que nuestras acciones son la manifestación de lo que en realidad se encuentra en el fondo de nuestro corazón, por lo que el amor no puede quedar encerrado en un sentimiento, ni en una filosofía, sino en acciones concretas.
Por ello, aun las mismas prohibiciones de la ley son una manifestación del amor de Dios hacia nosotros, pues evitan que el pecado nos destruya, pero al mismo tiempo nos las proponen como la expresión mínima (por ello expresada en forma negativa) de nuestro amor hacia los demás, de manera que el pecado tampoco los destruya.
De aquí que toda nuestra vida debe ser una expresión del amor ya que, en la calidad de ésta, es como los demás nos conocen y reconocen como auténticos seguidores de Jesús. Busca que tu vida diaria refleje este amor por tu prójimo, sobre todo por el más "próximo", que es precisamente el que vive contigo.
Salmo responsorial
(Sal 111, 1-2. 4-5. 9)
R/ Dichosos los que temen al Señor.
- Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes: Dios bendice a los hijos de los buenos. R.
- Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla. Quienes compadecidos prestan y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán. R.
- Al pobre dan limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria. R.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (14, 25-33)
El que no renuncie a todos sus bienes
no puede ser mi discípulo.
En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar’.
¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.
Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”.
Reflexión sobre el Evangelio
Este pasaje de la Escritura con frecuencia es mal entendido, pues parecería que el mismo Jesús está en contra de la ley de Dios que dice: "honrarás a tu padre y a tu madre", ¿cómo es que ahora nos pone como condición para seguirlo el aborrecerlos?
Para ello, basta leer con detenimiento el versículo 25, pues, Jesús nos está hablando de una "preferencia". Esto quiere decir que el Reino tiene precedencia incluso, sobre los valores que podríamos considerar más nobles como es el padre y la madre e incluso la misma vida.
Por ello, al entrar en conflicto los valores del Reino con cualquier otro valor "incluido el de la familia", ha de tener prioridad el Reino, aun cuando esto pueda ser sumamente doloroso, pues exige renuncia y supone la cruz. Jesús nos invita a tenerlo como el valor central de nuestra vida. La pregunta que surge es: ¿Está realmente Jesús al centro de tu vida y de tus valores?
Oración
Señor, tu sabiduría es tan grande, que cuando grabaste tu ley en mi corazón, sabías que fallaría en el amor al prójimo, y por eso me evitas que con mis acciones cause dolor a los que me rodean. Que tu gracia me ayude a obedecer tus mandatos por amor a ti y al prójimo.
Acción
Durante el día repetiré constantemente: amaré a mi prójimo como a mí mismo. Y en la primera oportunidad lo pondré en práctica.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro.
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo B – 2021, Conferencia Episcopal de Costa Rica