Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes, 25 de enero de 2022.


Tiempo Litúrgico: Ordinario I - Semana III.
   Color del día: Blanco.  


Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles (9,1-22)
Se te dirá lo que tienes que hacer.

En aquellos días, Saulo, amenazando todavía de muerte a los discípulos del Señor, fue a ver al sumo sacerdote y le pidió, para las sinagogas de Damasco, cartas que lo autorizaran para traer presos a Jerusalén a todos aquellos hombres y mujeres que seguí­an la nueva doctrina.

Pero sucedió que, cuando se aproximaba a Damasco, una luz del cielo lo envolvió de repente con su resplandor. Cayó por tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Preguntó él: "¿Quién eres, Señor?" La respuesta fue: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate. Entra en la ciudad y allí­ se te dirá lo que tienes que hacer".

Los hombres que lo acompañaban en el viaje se habían detenido, mudos de asombro, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía abiertos los ojos, no podía ver. Lo llevaron de la mano hasta Damasco y allí estuvo tres dí­as ciego, sin comer ni beber.

Había en Damasco un discípulo que se llamaba Ananías, a quien se le apareció el Señor y le dijo: "Ananí­as". El respondió: "Aquí­ estoy, Señor". El Señor le dijo: "Ve a la calle principal y busca en casa de Judas a un hombre de Tarso, llamado Saulo, que está orando". Saulo tuvo también la visión de un hombre llamado Ananí­as, que entraba y le imponí­a las manos para que recobrara la vista.

Ananí­as contestó: "Señor, he oí­do a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus fieles en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para poner presos a todos los que invocan tu nombre". Pero el Señor le dijo: "No importa. Tú ve allá, porque yo lo he escogido como instrumento, para que me dé a conocer a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi causa".

Ananí­as fue allá, entró en la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: "Saulo, hermano, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me enví­a para que recobres la vista y quedes lleno del Espí­ritu Santo". Al instante, algo como escamas se le desprendió de los ojos y recobró la vista. Se levantó y lo bautizaron. Luego comió y recuperó las fuerzas. Se quedó unos dí­as con los discí­pulos en Damasco y se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús era el Hijo de Dios.

Todos los que lo oí­an quedaban sorprendidos y decí­an: "¿No es este hombre el que andaba persiguiendo en Jerusalén a los que invocan el nombre de Jesús y que ha venido aquí­ para llevarlos presos y entregarlos a los sumos sacerdotes?" Pero Saulo, cada vez con más vigor, refutaba a los judí­os que viví­an en Damasco, demostrándoles que Jesús era el Mesí­as.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Este pasaje nos muestra con mucha claridad lo que significa la conversión. En muchos cristianos se tiene la idea de que la conversión es pasar de ser malo a ser bueno, y aunque de alguna manera se pueda aplicar este pensamiento, la conversión es algo mucho más profundo, pues implica dejar de ser lo que se era para reiniciar una vida dirigida por el Espíritu Santo.

San Pablo, de acuerdo con su testimonio, era un hombre muy religioso y piadoso cuyo celo lo había llevado a perseguir a los cristianos a quienes consideraba que eran una secta que atentaba contra la fe revelada por el mismo Yahvé.

En Damasco, su vida se ve transformada y orientada totalmente hacia Cristo, quien por la acción del Espíritu Santo le revelará la verdad de Dios en el Corazón. Convertirse entonces implica dejarse tocar interiormente por Dios, permitirle entrar hasta el último rincón de nuestra vida y dejar que su Espíritu lo guíe e ilumine.

Esto hace de la persona una "nueva creatura", como el mismo Pablo lo propondrá. Pídele a Dios con todo tu corazón que tú puedas tener también esta experiencia interior, que puedas llegar a tener "un encuentro de ojos abiertos y corazón palpitante con Jesús".

Salmo Responsorial
(Salmo 116)
R/ Vayan por todo el mundo
y prediquen el Evangelio.
  • Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos. R.
  • Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (16, 15-18)
Vaya por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. 

Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.

Reflexión sobre el Evangelio

La fiesta de la "Conversión de San Pablo", nos recuerda el gran mandamiento de Jesús de evangelizar, pero al mismo tiempo, el hecho de que no se puede dar lo que no se tiene.

Si hoy en el mundo se vive un paganismo práctico, que lleva a la violencia, al robo, al atropello de los valores humanos, a la corrupción, es porque falta en muchos de los cristianos una conversión profunda. 

Sin embargo, usando las palabras del apóstol, nos ponemos a pensar: pero, ¿cómo creerán, si no hay quien les anuncie? Y cuando se les anuncia, ¿cómo creerán si la vida de los que predican no es conforme a lo que predican?

Un solo hombre comprometido y tocado profundamente por el amor de Dios, recorrió todo el mundo conocido, hablando de Aquél que había cambiado su vida. Fue así como el mundo pagano se convirtió a la luz y al amor de Cristo.

Déjate tocar por el amor de Dios, y responde con generosidad, siendo portador de ese amor en tu casa, tu empresa, o tu escuela. Recuerda que Dios te necesita.

Oración

Señor Jesús, que tu Santo Espí­ritu quite de mis ojos las escamas que me impiden ver tu acción en mi vida, y que me libere para que mis palabras y acciones testifiquen con poder que tú eres el Señor.

Acción

Como signo de mi conversión, buscaré hacer de mí­ un instrumento para que más personas puedan conocer el Evangelio de Jesucristo.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2021-2022, Conferencia Episcopal de Costa Rica