Lecturas de la Misa del día y su reflexión. Jueves, 09 de junio de 2022.


Tiempo Litúrgico: Ordinario - Semana X.
   Color del día: Blanco.  




Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (52, 13—53, 12)
El fue traspasado por nuestros crímenes.

He aquí que mi siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto. Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, que no tenía ya aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que nunca se habían imaginado.

¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le revelará el poder del Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto. No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado.

El soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. El soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados.

Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca, como un cordero llevado a degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo, le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán los designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos.

Por eso le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas de todos e intercedió por los pecadores.

Salmo responsorial
(Sal 39, 6ab. 9bc. 10. 11ab)
R/ Aquí estoy, Señor,
para hacer tu voluntad.
  • Cuántas maravillas has hecho, Señor y Dios mío, cuántos planes, en favor nuestro. Nadie se te puede comparar. R.
  • En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R.
  • He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R.
  • No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tu lealtad no los he ocultado a la gran asamblea. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (22, 14-20)
Hagan ésto en memora mía.

En aquel tiempo, llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: “Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios”. Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios”.

Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: “Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes”.

Reflexión sobre el Evangelio

Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres. Él es el único sacerdote. Los demás participamos de su sacerdocio, tanto el común de todos los fieles como el ministerial de los que reciben el sacramento del Orden. El sacerdocio de la Antigua Ley prefiguraba el de Cristo. Jesús es el que ofrece de forma eficaz al Padre y nos reconcilia con Él. También es víctima, porque se ofrece a sí mismo y lo hace de una forma perfecta. Sacerdote, Víctima y Altar.

Jesucristo, resucitado de entre los muertos, sigue intercediendo por nosotros ante el Padre. En la carta a los Hebreos se nos explica como Jesús estableció ese puente entre Dios y nosotros. Siendo Dios se hizo hombre y así se ofreció, como sumo sacerdote misericordioso, para expiar nuestros pecados.

Cuando pensamos en la palabra sacrificio nos viene a la mente lo costoso, lo que supone renuncia y quizás también dolor. Jesús sufrió en su pasión, pero su sacrificio estaba totalmente impregnado de amor. Se ofreció con toda su voluntad para unirnos a Dios, rescatándonos del pecado.

Nosotros ahora, unidos a Jesús, podemos también hacer de nuestra vida una ofrenda de alabanza al padre. Sacrificar así, para nosotros, es, a través de Cristo, unirnos más plenamente a Dios. Y también lo hacemos uniéndonos a su voluntad salvífica universal.

En el Evangelio leemos un fragmento de lo que se conoce como “Oración sacerdotal” de Jesús. Encontramos peticiones muy concretas en las que Jesús también va señalando el sentido de lo que será su entrega en la Cruz. Es una oración densa que nos muestra la densidad del amor del Corazón de Cristo. Se subraya el carácter de mediador haciendo referencia tanto al Padre, al que pide, como a nosotros los hombres, por los que intercede.

También nos fijamos en como Jesús señala el deseo de que permanezcamos unidos a él al tiempo que encarga a sus discípulos que prosigan su misión en el mundo. Es un texto para reflexionar despacio y agradecer la mediación de Jesús y su sacrificio expiatorio en la cruz.

En esta jornada también pedimos especialmente por todos los sacerdotes del mundo. El santo Cura de Ars decía que el sacerdote es el amor del Corazón de Jesús. Pidamos para que en el ejercicio de su ministerio vayan creciendo en la configuración de Cristo y para que su entrega redunde en bien de toda la Iglesia.

Por Comentarista 9 | jueves, 9 junio 2022 | Comentario a las Lecturas | Archidiócesis de Madrid

Oración

Señor Jesús, tú que has entregado tu vida por nosotros y que has querido perpetuar tu sacrificio en la cruz, a través del sacrificio de la Eucaristía, haz que nosotros participemos siempre con entusiasmo en el banquete en que nos alimentas y con el que nos haces dignos de participar de tu vida divina y del don perpetuo que el Padre nos hace en esta vida como arras de la vida futura.

Acción

Dedicaré un momento de mi oración para unirme al Sacrificio de la Eucaristía y participar así del don de Dios.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa, Archidócesis de Madrid
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2021-2022, Conferencia Episcopal de Costa Rica