Lecturas de la Misa del día y su reflexión. Jueves, 8 de junio de 2023.


Tiempo Litúrgico: Ordinario - Semana IX.
   Color del día: Verde.  

Memoria libre:

Primera Lectura
Del libro de Tobías
(6, 10-11; 7, 1. 9-17; 8, 4-9)
Haz, Señor, que los dos juntos
vivamos felices hasta la vejez.

En aquellos días, cuando entraron a la provincia de Media y se acercaban a la ciudad de Ecbatana, Rafael le dijo al joven Tobías: “Tobías, hermano”. El le contestó: “¿Qué quieres?” Rafael le dijo: “Es necesario que pasemos esta noche en casa de Ragüel, pariente tuyo, que tiene una hija llamada Sara”.

Al llegar a Ecbatana, Tobías le dijo a Rafael: “Azarías, hermano, condúceme por el camino más corto a casa de Ragüel, nuestro hermano”. Rafael lo condujo a la casa de Ragüel, a quien encontraron sentado en la puerta de su patio, y lo saludaron. El les contestó: “¡Mucho gusto, hermanos! Sean bienvenidos”. Y los hizo pasar a su casa. Mató un carnero de su rebaño y los recibió amablemente.

Se lavaron, se purificaron y se sentaron a la mesa. Entonces Tobías le dijo a Rafael: “Azarías, hermano, dile a Ragüel que me dé la mano de mi hermana Sara”. Ragüel alcanzó a escucharlo y le dijo a Tobías: “Come y bebe y descansa tranquilamente esta noche. Nadie tiene más derecho que tú, hermano, para casarse con mi hija Sara, y a nadie se la puedo yo dar sino a ti, porque tú eres mi pariente más cercano. Pero tengo que decirte una cosa, hijo. Se la he entregado a siete parientes nuestros y todos murieron antes de tener relaciones con ella. Por eso, hijo, come y bebe y el Señor cuidará de ustedes”.

Tobías replicó: “No comeré ni beberé, hasta que no hayas tomado una decisión acerca de lo que te he pedido”. Ragüel le contestó: “Está bien. Según la ley de Moisés, a ti se te debe dar. El cielo mismo lo ha decretado. Cásate, pues, con tu hermana; desde ahora tú eres su hermano, y ella, tu hermana. Desde hoy y para siempre será tu esposa. Hijo, que el Señor del cielo los acompañe durante esta noche, tenga misericordia de ustedes y les conceda su paz”.

Ragüel mandó llamar a su hija Sara, ella vino, y tomándola de la mano, se la entregó a Tobías, diciéndole: “Recíbela, pues, según lo prescrito en la ley de Moisés. A ti se te da como esposa. Tómala y llévala con bien a la casa de tu padre. Y que el Señor del cielo les conceda a ustedes un buen viaje y les dé su paz”.

Entonces Ragüel llamó a la madre de Sara y le pidió que trajera papel para escribir el acta de matrimonio, en que constara que su hija había sido entregada por esposa a Tobías, de acuerdo con lo establecido en la ley de Moisés. La esposa de Ragüel trajo el papel. Y él escribió y firmó. Y después se sentaron a cenar.

Ragüel llamó a su esposa Edna y le dijo: “Hermana, prepárales la habitación y conduce allá a Sara”. Edna fue, preparó el lecho como su esposo le había indicado y llorando por la suerte de Sara, la condujo allí. Se enjugó las lágrimas y le dijo: “Hija mía, ten valor. Que el Señor del cielo cambie tu tristeza en alegría. ¡Ten valor!” Y salió de la habitación.

Al terminar la cena, Ragüel y Edna decidieron acostarse y acompañaron al joven a la habitación. Cerraron la puerta y se fueron.

Tobías se levantó y le dijo a Sara: “¡Levántate, hermana! Supliquemos al Señor, nuestro Dios, que tenga misericordia de nosotros y nos proteja”. Se levantó Sara y comenzaron a suplicar al Señor que los protegiera, diciendo: “Bendito seas, Dios de nuestros padres y bendito sea tu nombre por los siglos de los siglos. Que te bendigan los cielos y todas tus creaturas por los siglos de los siglos. Tú creaste a Adán y le diste a Eva como ayuda y apoyo, y de ambos procede todo el género humano. Tú dijiste: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacer a alguien como él, para que lo ayude’ ”.

“Ahora, Señor, si yo tomo por esposa a esta hermana mía, no es por satisfacer mis pasiones, sino por un fin honesto. Compadécete, Señor, de ella y de mí y haz que los dos juntos vivamos felices hasta la vejez”. Y los dos dijeron: “Amén, amén” y se durmieron en paz.

Salmo responsorial
(Sal 127, 1-2. 3. 4-5)
R/ Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
  • Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. R.
  • Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. R.
  • Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida”. R.

Evangelio
† Del santo Evangelio
según san Marcos (12, 28-34)
Éste es el primr mandamiento.
- El segundo es semejante a éste.
 
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.

El escriba replicó: “Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.

Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Reflexión sobre las Lecturas

Matrimonio feliz

El joven Tobías emprende viaje hasta la casa del pariente Ragüel, a cobrar una deuda pendiente de hacía años. El joven Tobías es retratado con rasgos de persona muy creyente, como su padre. El amor viene de Dios. Ha sido Dios el que, ya desde Adán y Eva, como muy bien recuerda Tobías, ha pensado en esta admirable complementariedad entre hombre y mujer y ha instituido el matrimonio.

Leyendo esta página edificante, uno no puede por menos de pensar en la diferencia con los modos en que ahora se lleva a cabo en muchos casos el noviazgo y el matrimonio de los jóvenes. Ciertamente no con esta fe, esta actitud de oración y esta madurez que demuestran Tobías y Sara.

¿Les falta alguien que haga de ángel y les ayude a discernir, preparar, profundizar y enfocarlo todo, no sólo desde las perspectivas humanas, sino desde la fe en Dios? Así es como se pondría la mejor base para una vida matrimonial más estable y feliz.

Dios y el prójimo

La pregunta del letrado es sincera porque responde a un problema real: la gente piadosa estaba sumergida por una avalancha de más de 300 mandamientos. Jesús responde citando a la letra dos textos fundamentales de la Escritura: Deuteronomio 6, 4-5 y Levítico 19, 18.

Jesús une inseparablemente amor a Dios y al prójimo. Sólo el amor a Dios (dejarse querer por Dios) hace posible el amor al prójimo y sólo el amor al prójimo prueba que realmente amamos al Padre de nuestros prójimos y hermanos.

Este único mandamiento es el que da sentido a todos los demás. Cualquier acto de culto o de devoción encontrará su verdadero sentido en este único mandamiento. O carecerá de sentido si no está realmente unido a este doble amor. En teoría lo admitimos, pero en la práctica lo olvidamos con mucha frecuencia. Por eso, el Señor lo volvió a repetir con más fuerza aún en la parábola del juicio final (Mateo 25, 31-46).

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.
Casa Ntra.Sra. de los Ángeles (Vitoria)

Oración

Señor Jesús que has querido darnos tu cuerpo como alimento y tu sanbre como bebida de salvación, te pedimos que dispongas nuestro corazón, para estar dispuestos a servir una mesa similar a la tuya, en la que demos a los demás nuestra propia vida en donación como signo de nuestro amor fraterno.

Acción

Dedicaré unos minutos a estar a solas delante de Jesús sacramentado y le daré gracias por ser mi alimento para el camino.

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Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa, Frailes Dominicos de España.
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo A, 2022-2023, Conferencia Episcopal de Costa Rica.