San Joaquín y Santa Ana con la Virgen María. Crédito: Zvonimir Atletic/Shutterstock.
25 de julio de 2023
ACI Prensa
En la víspera de la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, a quienes la Iglesia celebra cada 26 de julio, te mostramos siete datos que quizá no conoces sobre la vida de los abuelos de Jesús.
1. Sus nombres figuran en Evangelios apócrifos
Según indica la Enciclopedia Católica, Joaquín y Ana aparecen mencionados como los padres de la Virgen María en tres Evangelios apócrifos: el “Evangelio de Santiago”, el “Evangelio de la Natividad de la Santísima Virgen” y el “Libro de la natividad de la Santa Virgen María y la infancia del Salvador”.
2. San Joaquín se retiró 40 días al desierto
Según narra el Evangelio apócrifo de Santiago, cierto día el sumo sacerdote del Templo de Jerusalén rechazó la ofrenda de Joaquín por ser este de edad avanzada y no tener hijos.
Con dolor por lo sucedido, el santo decidió retirarse al desierto, donde permaneció 40 días orando y ayunando a Dios como penitencia por sus pecados, y rogándole que le conceda la bendición de poder tener hijos.
3. Un ángel le dijo a Santa Ana que quedaría embarazada
La tradición indica que, luego de que su esposo partió al desierto, Santa Ana se entristeció y rezaba y ayunaba por él. También pedía con fervor a Dios la gracia de tener un hijo, ya que recibía burlas a causa de su esterilidad.
En respuesta a sus plegarias, un ángel se le apareció y le dijo: “Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz a una hija santísima, ante cuya presencia todos se arrodillarán y bendecirán, porque ella traerá la salvación al mundo; su nombre será María”.
San Joaquín también recibió la visita del ángel en el desierto y regresó a casa.
4. Consagraron a la Virgen María a Dios
La historia también cuenta que tres años después del nacimiento de la Virgen María y pasado el tiempo de lactancia, San Joaquín y Santa Ana llevaron a la niña al templo para consagrarla a Dios.
5. Le enseñaron a María a escuchar y a hacer la voluntad de Dios
En una ocasión, el Papa Francisco afirmó que en su hogar la Virgen María “creció acompañada por su amor y su fe; en su casa aprendió a escuchar al Señor y a seguir su voluntad”.
“Los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido el amor de Dios en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo. Nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!”, expresó.
6. Iban a pasear con Jesús al Monte Carmelo
Una antigua tradición de la Iglesia Católica señala que el Niño Jesús iba con frecuencia a rezar y a pasear al Monte Carmelo (Israel) junto con sus padres, San José y la Virgen María, y sus abuelos San Joaquín y Santa Ana.
Los habitantes de la zona le tomaron cariño a Jesús, y siglos más tarde la Orden de los Carmelitas extendió la devoción al Divino Niño por todo el mundo.
7. ¿Quieres casarte? Entonces rézale a Santa Ana
La mística española Venerable María de Jesús de Ágreda tuvo una visión de la Virgen María, en la que Ella le reveló la oración que rezaba Santa Ana para pedir un buen esposo.
Crédito: ACI Prensa
Altísimo Dios eterno, de quien depende todo el ser y el reparo del linaje humano: postrada en tu real presencia suplico se digne tu Infinita Bondad de mirar las ansias de mi alma y oír mis peticiones.
Ante tus ojos son manifiestos mis deseos de que, en el estado de matrimonio, me des la compañía de un esposo que me ayude a guardar la divina ley y testamento santo, para crecer ambos en perfección y en la observancia de tus preceptos. Santo Dios, Padre Infinitamente Providente, no escondas tu piedad de mí, ni permitas, pues eres Padre, que mi súplica sea desechada.
Y pues me mandas, Señor mío, que con confianza te pida como a poderoso y rico en misericordia, concédeme lo que por ti deseo y pido, pues en pedirte hago tu Santa Voluntad y obediencia. Y si mis culpas detienen tus misericordias, aparta de mí lo que te desagrada e impide.
Poderoso eres, Señor, Dios de Israel, y todo lo que fuere tu Voluntad puedes obrar sin resistencia. Lleguen a tus oídos mis peticiones; que soy pobre y pequeña, tú eres Infinito e inclinado a usar la misericordia con los abatidos. ¿A dónde iré fuera de ti, que eres Señor de los señores y Todopoderoso?
Tú me enseñaste a desear y a esperar de tu liberalidad. Entregado tengo mi corazón y mente a tu Voluntad. Aparta mis ojos de la vanidad.
Si fuera tu beneplácito conceder mi petición, todo lo pondré a tu entero servicio, Padre mío, para ayudar a propagar el Reino de Dios en la tierra. Haz de mí lo que sea de tu agrado y alegra, Señor, mi espíritu con el cumplimiento de esta esperanza. Mira desde tu solio al humilde polvo y levántalo, para que te magnifique y adore y en todo se cumpla tu Voluntad y no la mía. Amén.
Esta oración fue escrita en el siglo XVII por la mística española venerable María de Jesús de Ágreda luego de una visión de la Virgen María, quien le habría dicho que así rezaba su madre Santa Ana a Dios pidiendo un buen esposo.
Fuentes: