Tiempo Litúrgico: Cuaresma - Semana V.
Color del día: Morado.
Memoria libre: San Nicolás de Flüe, eremita.
Oración Colecta
Atiende, Señor, a quienes te dirigen sus ruegos y protege en tu bondad a quienes hemos puesto la esperanza en tu misericordia, para que, purificados de toda mancha de pecado, perseveremos en una vida santa y lleguemos a ser herederos de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera Lectura
Del libro del Génesis (17, 3-9)
Serán padre de una multitud de pueblos.
Cuando Dios se le apareció, Abram se postró con el rostro en el suelo y Dios le dijo: “Aquí estoy. Esta es la alianza que hago contigo: Serás padre de una multitud de pueblos. Ya no te llamarás Abram, sino Abraham, porque te he constituido como padre de muchas naciones.
Te haré fecundo sobremanera; de ti surgirán naciones y de ti nacerán reyes. Contigo y con tus descendientes, de generación en generación, establezco una alianza perpetua para ser el Dios tuyo y de tus descendientes. A ti y a tus descendientes les daré en posesión perpetua toda la tierra de Canaán, en la que ahora vives como extranjero; y yo seré el Dios de ustedes”.
Después le dijo Dios a Abraham: “Cumple, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación”.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Ya en la víspera de iniciar la celebración de los misterios que nos dieron vida, la Palabra de Dios nos invita a reflexionar sobre el cumplimiento de las promesas que Dios nos ha hecho.
De la misma manera que Dios, ante la fidelidad de Abraham, cumplió la alianza y la promesa que le había hecho; así, Jesús, el Verbo Encarnado, cumple en nosotros todas las promesas que nos ha hecho; especialmente, como a Abraham, la de la tierra prometida, promesa que en Cristo se refiere al Reino, lugar en el que se desarrolla la felicidad, la alegría y la paz perfectas que Dios nos ofrece.
Para ello nos pide que le seamos fieles, que nos avoquemos a cumplir la ley que, a través de Jesús, nos ha hecho conocer y que es la ley del amor. Es por ello que, en la medida en que nos esforzamos en vivir de acuerdo a la caridad, en esa medida nuestra vida va adquiriendo las características del Reino, es decir: justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Esfuérzate este día en vivir el amor; dale una sonrisa a todo el que te encuentres en el camino, ábrele tu corazón al hermano que te buscará hoy, acepta el reto de servir con ánimo generoso. Te darás cuenta al final de tu día que efectivamente Dios ha cumplido en ti su promesa y te habrá renovado.
Salmo responsorial
(Sal 104, 4-5. 6-7. 8-9)
R/ El Señor nunca olvida sus promesas.
- Recurran al Señor y a su poder, búsquenlo sin descanso. Recuerden los prodigios que él ha hecho, sus portentos y oráculos. R.
- Descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos. R.
- Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera. R.
Evangelio
† Del santo Evangelio
según san Juan (8, 51-59)
Su padre Abraham se regocijaba
con el pensamiento de verme.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre”.
Los judíos le dijeron: “Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: ‘El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre’. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?”
Contestó Jesús: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: ‘Es nuestro Dios’, aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello”.
Los judíos le replicaron: “No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” Les respondió Jesús: “Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”.
Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.
Reflexión sobre el Evangelio
Uno de los grandes problemas de nuestro mundo moderno es la falta de fidelidad. Con una facilidad asombrosa nos cambiamos de marca, de automóvil, de trabajo.
Esto se extiende a la vida matrimonial en donde muchas parejas cristianas, desde el momento de su matrimonio ya consideran la posibilidad del divorcio olvidándose de las promesas ante al altar. Igualmente, muchos hermanos, con facilidad se dejan conducir por doctrinas extrañas olvidándose de las promesas bautismales y del credo que durante años han profesado en la Eucaristía.
Y es que ser fiel no es fácil, implica en ocasiones arriesgarlo todo. Ser fiel a la palabra de Dios, sobre todo en cuestiones sociales, en nuestro testimonio diario, o en la vida matrimonial puede implicarlo todo, incluso la misma vida, como en el caso de Jesús.
Si algo se valora de un servidor es que sea "fiel", que sea capaz de sostener la palabra dada aun a costa de la propia vida. Para ellos, para los que han sido fieles, Jesús promete la vida que no acaba jamás. Preparémonos para reafirmar nuestras promesas bautismales en la Vigilia de Pascua.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración
Te estoy profundamente agradecido, Señor, por dejarme experimentar tu amor, por dejarme experimentar el cumplimiento de tus promesas, porque tú no dejas que ninguna palabra tuya caiga, tú cumples, Señor, siempre cumples y yo experimento día a día tu amor y tu bondad para conmigo. Amén.
Acción
Este día, a todos los que me encuentre, les expresaré lo dichoso que soy y la felicidad que hay en mi vida; con un gesto, una sonrisa, un abrazo, un detalle, pero que manifieste que soy feliz.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa.
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo B, 2023-2024, Conferencia Episcopal de Costa Rica.