Tiempo Litúrgico: Adviento. Semana III.
Color del día: Morado.
Memoria libre: Beato Urbano V, Papa.
Oración colecta
Oh, Dios, que has querido revelar al mundo el resplandor de tu gloria por el parte de la Virgen santa, concédenos proclamar con fe integra y celebrar con piedad sincera el gran misterio de la Encarnación. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
El nacimiento de Sansón
fue anunciado por el ángel
Lectura del libro de los jueces
13, 2-7. 24-25a
En aquellos días, había en Sorá un hombre de estirpe danita, llamado Manoj. Su esposa era estéril y no tenía hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Eres estéril y no has engendrado. Pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, guárdate de beber vino o licor, y no comas nada impuro, pues concebirás y darás a luz un hijo. La navaja no pasará por su cabeza, porque el niño será un nazir de Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos».
La mujer dijo al esposo: «Ha venido a verme un hombre de Dios. Su semblante era como el semblante de un ángel de Dios, muy terrible. No le pregunté de dónde era, ni me dio a conocer su nombre. Me dijo: «He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino o licor, y no comas nada impuro; porque el niño será nazir de Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte”».
La mujer dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. El espíritu del Señor comenzó a agitarlo.
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Al acercarse la Navidad, la liturgia nos va proponiendo las diferentes imágenes que mantendrían siempre viva la esperanza del Mesías. En esta lectura Dios promete librar a su pueblo por medio de Sansón, de la tiranía que ejercían sus enemigos sobre ellos.
El Adviento debe, por ello, ser un tiempo en que se alimenta la esperanza de vernos liberados definitivamente de la tiranía del pecado sobre todos nosotros. Si bien es cierto que por los méritos gloriosos de Jesús hemos sido ya liberados del pecado, éste ejerce sobre nosotros su tiranía, buscando por medio de la tentación, seducirnos y mantenernos a su merced.
La oración, propia de este tiempo, debe hacer crecer el poder de Dios en nosotros, que vaya poniendo a raya la seducción del demonio y nos vaya llevando a una libertad más perfecta.
Jesús, es nuestro Mesías liberador pero, para que ejerza esa acción salvífica en nosotros, debemos darle más espacio en nuestra vida. Aprovecha, pues, este tiempo para aumentar tu diálogo amoroso con él, ábrele tu corazón y deja entrar el Evangelio a tu vida.
Salmo responsorial
Sal 70, 3-4a. 5-6ab. 16-17
R. Que se llene mi boca de tu alabanza
y así cantaré tu gloria.
- Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
- Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.
- Contaré tus proezas, Señor mío, narraré tu justicia, tuya entera. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Raíz de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ven a librarnos, no tardes más. R.
EVANGELIO
Gabriel anuncia el nacimiento
de Juan Bautista
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 1, 5-25
En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacía los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel: «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel le dijo: «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor cuando se ha fijado en mi para quitar mi oprobio ante la gente».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
Este pasaje, leído en este tiempo, nos invita a reflexionar sobre nuestra fe. En él, leemos la falta de fe que manifiesta Zacarías ante la promesa de tener un hijo. Parecería que Zacarías, hombre dedicado al culto de Dios y versado en la Escritura, no supiera que Dios es Todopoderoso y que es capaz de hacer eso y mucho más, pues para él nada es imposible.
Valdría, entonces, la pena revisar ¿cómo está nuestra fe ante la fiesta que nos preparamos a celebrar? ¿Podríamos decir que nosotros sí creemos que Dios está con nosotros, que nos acompaña, que nos asiste? ¿Creemos que la Navidad es el evento por el cual Jesús, el Hijo de Dios se encarna y pone su tienda entre nosotros?
¿Será verdad que nosotros los cristianos verdaderamente creemos que Dios es infinitamente poderoso como para hacer que nuestra vida pueda mantener la paz y la alegría a pesar de las dificultades de esta vida? ¿O será quizás que precisamente por esta falta de fe que el cristianismo permanece mudo?
Se acerca la fiesta del Nacimiento de Jesús, no dejemos pasar la oportunidad de crecer en la fe. No permitamos que nuestro activismo, propio de este tiempo, nos prive de la oportunidad para reflexionar y orar.
Antífona de la Comunión
Nos visitará el sol que nace de lo alto, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la Comunión
Dios todopoderoso, sé propicio con nosotros y, al darte gracias por los dones recibidos, haz que de tal modo deseemos los que están por llegar, que recibamos con el corazón purificado el nacimiento admirable de nuestro Salvador. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Oración
Señor, libérame de aquellos malos hábitos que me esclavizan, quiero sentir la gloriosa libertad de los hijos de Dios en todos los aspectos de mi vida; muéstrame el camino para modificar esas costumbres que me alejan de ti y de mis hermanos. Te lo pido por el gran amor que me tienes.
Acción
Hoy haré una lista de los hábitos negativos que están afectando mi vida espiritual, buscaré alguna actividad que los sustituya y trabajaré arduamente para superarlos.
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).