Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Jueves, 9 de enero de 2025.


Tiempo Litúrgico: Navidad. Semana III.
   Color del día: Blanco.  


Antífona de entrada

En el principio y antes de los siglos, el Verbo era Dios, y se ha dignado nacer como Salvador del mundo.

Oración colecta

Oh, Dios, que por medio de tu Hijo has hecho aparecer ante todas las naciones la luz de tu eternidad, concede a tu pueblo reconocer la plenitud espléndida de su Redentor para llegar con su ayuda a la claridad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Quien ama a Dios, 
ama también a su hermano

Lectura de la primera carta
del apóstol san Juan 4, 19–5, 4

Queridos hermanos:

Nosotros amemos a Dios, porque él nos amó primero.

Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.

Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano.

Todo el que cree que Jesús es el cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama al que da el ser ama también al que ha nacido de él.

En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.

Pues en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Mucha gente tiene la idea de que el cristianismo es una doctrina de la "negación", de la restricción y esto los desanima a participar activamente de ella. Sin embargo, esto es falso, al contrario, es la religión del amor, del "sí" total, de la apertura a la libertad. Los mandamientos, como nos lo dice hoy san Juan, "no son pesados" porque en ellos descubrimos, no una medida restrictiva, sino una protección para nuestra felicidad.

Cada uno de los mandamientos asegura nuestra felicidad y la paz en el alma. Sin embargo, para el mundano, para el que, sin importar las consecuencias, desea hacer siempre lo que le viene en gana, lo que sus pasiones le inspiran, por supuesto que encontrará en el cristianismo una religión que lo restringe, que no le permite hacer lo que sus pasiones querrían.

Es necesario entrar en el misterio de Dios, y desde ahí, comprender que cada uno de los mandamientos de la Ley expresan el amor de un Padre que ama a su hijo y busca por todas las formas, protegerlo contra lo más destructor que hay en él: sus pasiones.

Quien inicia una vida en Cristo, poco a poco, el Espíritu Santo le irá dando la libertad que le hará ver el pecado como lo que realmente es: una trampa mortal para nuestra vida en la tierra y en la futura; desde ahí descubrirá el amor que Dios ha tenido al prevenirnos sobre todo aquello que nos perjudica. 

Realmente para el hombre nuevo, nacido del Espíritu, la ley no es pesada, es una hermosa herramienta que nos ayuda a discernir las áreas de peligro para alejarnos de ellas.

Salmo responsorial
Sal 71, 1-2. 14 y 15bc. 17

R/. Se postrarán ante ti, Señor,
todos los pueblos de la tierra.
  • Dios mío, confía tu juicio al rey,  tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R/.
  • Él rescatará sus vidas de la violencia, su sangre será preciosa a sus ojos. Recen por él continuamente y lo bendigan todo el día. R/.
  • Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol; él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.

Aclamación antes del Evangelio
Lc 4, 18

R/ Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad. R/

EVANGELIO
Hoy se ha cumplido esta escritura

Lectura del santo evangelio
 según San Lucas 4, 14-22a

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca.

Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».

Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Qué importante es iniciar nuestro año con la seguridad de que la misión de Jesús ha sido ya realizada, por lo que, como lo hemos escuchado hoy en el evangelio, somos libres de todas nuestras ataduras, de nuestros temores, de nuestras inseguridades; que ahora somos capaces de ver que, el mundo creado por Dios, es bueno y que nos necesita para que en él se instaure el Reino.

Y que éste, como todos los años vividos en el Señorío de Cristo, son años de verdadera gracia, en los que el amor y la paz nos salen al paso a cada momento. Vivamos, pues, este año como un verdadero año de gracia en el Señorío de Cristo.

Antífona de comunión

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Concédenos, Dios todopoderoso, que, por la eficacia de estos santos misterios, se fortalezca constantemente nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Señor, te pido que me enseñes a concretar ese amor en dos cosas específicas, la primera, en aprender a descubrirte en las personas: hazme verte en ellas y actuar en consecuencia; y la segunda es que me des una convicción absoluta de amar y cumplir tus mandamientos, pues sé que son vida y verdad, y sobre todo, sé que son la única verdadera demostración de mi amor y confianza en ti.

Acción

Hoy repasaré los mandamientos y pasaré tiempo de calidad con las personas que convivo a diario, especialmente con aquellas que normalmente rehúyo.

Fuentes:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa, Frailes Dominicos de Oviedo.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).