Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana VI.
Color del día: Verde.
Memoria libre:
Antífona de entrada
Cf. Sal 30, 3-4
Sé la roca de mi refugio, oh, Dios, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y aliméntame.
Oración colecta
Oh, Dios, que prometiste permanecer en los rectos y sencillos de corazón, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
Lectura del libro
del Génesis 4, 1-15. 25
El hombre conoció a Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín. Y ella dijo: «He adquirido un hombre con la ayuda del Señor».
Después dio a luz a Abel, su hermano. Abel era pastor de ovejas, y Caín cultivaba el suelo.
Pasado un tiempo, Caín ofreció al Señor dones de los frutos del suelo; también Abel ofreció las primicias y la grasa de sus ovejas.
El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda, pero no se fijó en Caín ni en su ofrenda; Caín se enfureció y andaba abatido.
El Señor dijo a Caín: «¿Por qué te enfureces y andas abatido? ¿No estarías abatido si obraras bien?; pero, si no obras bien, el pecado acecha a la puerta y te codicia, aunque tú puedes dominarlo».
Caín dijo a su hermano Abel: «Vamos al campo».
Y, cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
El Señor dijo a Caín: «¿Dónde está Abel, tu hermano?».
Respondió Caín: «No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?».
El Señor le replicó: «¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo.
Por eso te maldice ese suelo que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano.
Cuando cultives el suelo, no volverá a darte sus productos. Andarás errante y perdido por la tierra».
Caín contestó al Señor: «Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Puesto que me expulsas hoy de este suelo, tendré que ocultarme de ti, andar errante y perdido por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará».
El Señor le dijo: «El que mate a Caín lo pagará siete veces».
Y el Señor puso una señal a Caín para que, si alguien lo encontraba, no lo matase.
Adán conoció otra vez a su mujer, que dio a luz un hijo y lo llamó Set, pues dijo: «Dios me ha dado otro descendiente en lugar de Abel, asesinado por Caín».
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
En la raíz del pecado se encuentra siempre el egoísmo. Este pasaje busca enseñarnos y recordarnos lo que ya Dios les había dicho a Adán y Eva y que luego san Pablo repetirá: "El salario del pecado es la muerte".
Y es que en lo más profundo de nuestro ser se anida este sentimiento que, si no somos capaces de "dominarlo" con la ayuda de la gracia, nos lleva a cometer las acciones más nefastas. El egoísmo, dejado actuar a su arbitrio, nos ciega y desborda todas nuestras pasiones: el odio, la envidia, la lujuria.
Desafortunadamente, la falta de gracia en muchos de nuestros cristianos, hace que se continúe en la búsqueda del poder, del placer y del tener, siendo que para conseguirlos, al igual que Caín, siempre deberán pisotear, herir y humillar a sus hermanos.
El pecado hace que se pierda la identidad de "familia" de Dios. Cuando el egoísmo se apodera del hombre, no existe nadie más que uno mismo. Luchemos contra este terrible enemigo que vive en nuestro corazón, siendo generosos y viviendo en gracia.
Salmo responsorial
Sal 49, 1bc y 8. 16bc-17. 20-21
R. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
- El Dios de los dioses, el Señor, habla: convoca la tierra de oriente a occidente. «No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí. R.
- ¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos? R.
- Te sientas a hablar contra tu hermano, deshonras al hijo de tu madre. Esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara». R.
Aclamación antes del Evangelio
Jn 14, 6bc
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Yo soy el camino y la verdad y la vida – dice el Señor -; nadie va al Padre sino por mí. R.
EVANGELIO
¿Por qué esta generación
reclama un signo?
Lectura del santo Evangelio
según san Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
Una de las ideas del fariseísmo era que esperaban un Mesías "triunfalista", en donde los milagros no fueran el signo de la liberación del hombre del pecado, del dolor y de la angustia, sino el signo del poder de Dios sobre sus enemigos.
Por ello, San Marcos tiene siempre presente en su evangelio ofrecernos la correcta imagen de Jesús. Los fariseos quieren una señal prodigiosa. El problema es que ya se les ha dado, pero no la han reconocido.
Esta actitud se mantiene aún en muchos cristianos, que continúan buscando un "súper Mesías" que sea capaz de cumplir todos sus caprichos. Un Mesías que les resuelva la vida a base de milagros y hechos prodigiosos. Son hermanos que siempre andan a la caza de milagros, de apariciones, de todo lo que suena a "extraordinario".
Debemos recordar que nuestro Mesías, Jesús, el Hijo de Dios, se manifiesta de manera discreta en medio de nuestra vida y que ha escogido precisamente lo débil para confundir a los poderosos. ¿Seremos todavía de los que piden a Jesús una señal para creer o para amarlo?
Antífona de comunión
Cf. Sal 77, 29-30
Comieron y se hartaron, así el Señor satisfizo su avidez; no los defraudó según su deseo.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
Alimentados con las delicias del cielo, te pedimos, Señor, que procuremos siempre aquello que nos asegura la vida verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración
Señor, me doy cuenta que no siempre me siento feliz, y sé que eso hace merodear al pecado en mi puerta asechándome; por eso te pido tu gracia, Dios, para dominarlo. Enséñame, Jesús, a alejarme del egoísmo y a experimentar la profunda felicidad que procede de la vida en tu Reino.
Acción
Hoy me fijaré qué cosas en mi día a día intentan quitarme la felicidad, y le pediré discernimiento al Señor para darme cuenta de cómo eso mantiene al pecado asechándome.
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).
.jpg)