Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XIX - Feria.
Color del día: Verde.
Memoria libre:
Antífona de entrada
Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, Señor, ¿quién podría resistir? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.
Oración colecta
Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos disponga y nos acompañe, de manera que estemos siempre dispuestos a obrar el bien. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Sé fuerte, Josué, y valiente: tú has
de introducir al pueblo en la tierra
Lectura del libro del
Deuteronomio 31, 1-8
Moisés se dirigió a todo Israel y pronunció estas palabras. Les dijo:
«Tengo ya ciento veinte años, y ya no puedo salir ni entrar; además el Señor me ha dicho: «No pasarás ese Jordán». El Señor, tu Dios, pasará delante de ti. Él destruirá delante de ti esas naciones y tú las tomarás en posesión. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor.
El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que arrasó. El Señor os los entregará y vosotros los trataréis conforme a toda esta prescripción que yo os he mandado. ¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, pues el Señor, tu Dios, va contigo, no te dejará ni te abandonará».
Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: «Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, juró dar a tus padres y tú se la repartirás en heredad. El Señor irá delante de ti. Él estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes».
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Con cuánta razón dice san Pablo que lo que Dios tiene reservado para los que aman al Señor: Ni ojo vio, ni oído escuchó, ni puede siquiera venir a la mente del hombre.
Ciertamente que la experiencia de la vida en el cielo es algo que no podemos imaginar, pues se refiere a la vida eterna vivida en la presencia del Señor, la vida en la cual ya no hay llanto ni dolor, donde la muerte ha perdido su poder y solo queda el gozo y la felicidad perfecta.
Bien vale la pena esforzarnos en esta tierra para alcanzar la gloria, bien vale seguir el camino estrecho del Evangelio y ser capaz de venderlo todo con tal de comprar la "perla preciosa". Nunca desfallezcas en tu propósito de santidad y lucha continuamente por alcanzar la visión de la Gloria de Dios.
Salmo responsorial
Dt 32, 3-4a. 7. 8. 9 y 12
R. La porción del Señor fue su pueblo.
- Voy a proclamar el nombre del Señor: dad gloria a nuestro Dios. Él es la Roca, sus obras son perfectas. R.
- Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas, pregunta a tu padre, y te lo contará, a tus ancianos, y te lo dirán. R.
- Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad y distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de las naciones, según el número de los hijos de Dios. R.
- La porción del Señor fue su pueblo, Jacob fue el lote de su heredad. El Señor solo los condujo, no hubo dioses extraños con él. R.
Aclamación antes del Evangelio
Mt 11, 29ab
R. Aleluya, aleluya, aleluya
Tomad mi yugo sobre vosotros – dice el Señor -, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. R.
EVANGELIO
Cuidado con despreciar
a uno de estos pequeños
Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 18, 1-5. 10. 12-14
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?».
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial.
¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
La principal característica de un niño es que su vida depende de las decisiones que toman sus padres. El niño, desde que sale del vientre de su madre, se vuelve totalmente dependiente de sus padres: el alimento, el vestido, dónde vive, su aseo, sus cuidados, su salud, sus traslados, si tiene frío, si tiene calor, toda la atención y la educación. Todo esto es lo que su padre y su madre le proveen, y si no los tiene, difícilmente podría sobrevivir.
Cuando Jesús llamó a un niño para ponerlo en medio, señaló muy claramente: “si no cambian y si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos”. Jesús trataba de decir a sus discípulos que la manera de poder participar de la grandeza del reino era siendo humildes como un niño.
Manteniendo una actitud de total dependencia de Dios, libres de orgullos, ambiciones y de sentirnos que todo lo podemos hacer por nosotros mismos. Tener la sencillez de acudir a nuestro Padre cuando necesitamos algo, sabiendo también que nuestro Padre, sabrá darnos lo que necesitamos a nuestro debido tiempo.
La segunda enseñanza de Jesús es sobre la importancia de proteger a los más pequeños. Y sí, en primer lugar, tenemos que pensar en los niños, pero la enseñanza va más allá. Jesús quiere que pensemos en aquellos de nuestros hermanos más desprotegidos, los marginados, los menos favorecidos o con menos oportunidades, aquellos que se han desviado del camino o que no conocen a Dios; aquellos que en ocasiones tratamos pensando que somos superiores o que tenemos privilegios sobre ellos por el hecho de estar o vivir en una condición diferente.
Nosotros estamos llamados a ver por sus necesidades, tratarlos con amor e igualdad, ver por aquellos hermanos pequeños que necesitan el cuidado de Dios de una manera más puntual, más particular.
Te invito a buscar este día en tu entorno quiénes son los más pequeños que tienes alrededor, aquellos a los que necesitas ayudar. Haz un esfuerzo consciente por escucharlos, darles la mano, una ayuda económica o moral. Hazles sentir amados; a ese que te encuentras en la calle, que está pidiendo en un semáforo o que tú sabes que tiene necesidad.
Y date cuenta también, y agradécele a Dios, por lo que tienes. Reconoce que tu vida depende de Él. Cada día, Él te provee de todo lo que necesitas, especialmente de la vida y de la salud con la que podemos dar testimonio de su amor.
Antífona de comunión
Los ricos se empobrecen y pasan hambre; los que buscan al Señor, no carecen de nada.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
Señor, suplicamos a tu majestad que así como nos nutres con el sagrado alimento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, nos hagas participar de la naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración
Señor, sabiendo que tú nunca me dejas, me olvidas ni me abandonas, enséñame a confiar plenamente en ti para que sea valiente y tenga ánimos de luchar por permanecer siempre fiel y dócil a ti.
Acción
Hoy preguntaré al Señor qué es lo que desea de mí en cada una mis acciones.
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).
