Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Viernes, 17 de octubre de 2025.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XXVIII.
   Color del día: Rojo.  


Antífona de entrada
Gal 2, 19-20

Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí; vivo en la fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí. 

Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno, que embelleces el cuerpo sagrado de tu Iglesia con el testimonio de los santos mártires, concédenos que el glorioso martirio que hoy celebramos, así como dio a san Ignacio de Antioquía eterno esplendor, nos dé también a nosotros protección constante. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Abrahán creyó a Dios,
y le fue contado como justicia

Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos 4, 1-8

Hermanos: ¿Qué diremos que obtuvo Abrahán, nuestro padre según la carne?

Si Abrahán fue justificado en virtud de las obras, tiene un timbre de gloria, pero no delante de Dios; pues; ¿qué dice la Escritura? «Abrahán creyó a Dios, y le fue contado como justicia».

A alguien que trabaja, el jornal no se le cuenta como gracia, sino como algo debido; en cambio, a alguien que no trabaja, sino que cree en el que justifica al impío, la fe se le cuenta como justicia.

Del mismo modo, también David proclama la bienaventuranza de aquel a quien Dios le cuenta la justicia independientemente de las obras.

«Bienaventurados aquellos a quienes se les perdonaron sus maldades y les sepultaron sus delitos; bienaventurado aquel a quien el Señor no le ha contado el pecado».

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

A lo largo de este capítulo, san Pablo pondrá como testimonio de la gratuidad de la salvación a los grandes profetas del Antiguo Testamento.

En él veremos cómo efectivamente es por medio de la fe como nos abrazamos a la obra salvadora de Jesús, pero veremos que precisamente esa fe es la que les hizo capaces de vencer todas las dificultades que se presentaron en su camino, para finalmente realizar en su vida el proyecto de Dios, con lo cual contribuyeron a la obra de la redención.

En otras palabras, es la fe la que sostiene y da sentido a todo nuestro trabajo en la construcción del Reino. La fe en los patriarcas y en los profetas fue el elemento que permitió que se construyera la senda por la cual Dios camina en la vida del pueblo.

También nosotros estamos llamados a ser artífices de esta obra, pues el Reino, aunque inaugurado, aún no llega a su plenitud. Pon al servicio de Dios tus dones y tus talentos, y fortalece tu fe con la oración para que Dios pueda realizar a través de ti su proyecto salvífico en tu familia y en tu comunidad.

Salmo responsorial
Sal 31, 1-2- 5. 11

R. Tú eres mi refugio,
me rodeas de cantos de liberación.
  • Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito y en cuyo espíritu no hay engaño. R.
  • Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: «Confesaré al Señor mí culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.
  • Alegraos, justos, y gozad con el Señor; aclamadlo los de corazón sincero. R.

Aclamación antes del Evangelio
Sal 32, 22

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R.

EVANGELIO
Hasta los cabellos de vuestra
cabeza están contados

Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 12, 1-7

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban.

Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse.

Por eso, lo que digáis den la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.

A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, después de esto no pueden hacer más.

Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la “gehenna”. A ese tenéis que temer, os lo digo yo.

¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios.

Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados.

No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

En este pasaje del Evangelio, Jesús nos enseña a no temer a lo que nos puede hacer daño físicamente, aquello que solo puede dañar el cuerpo. En cambio, nos dice que algo a lo que sí hay que temer es a exponerse a caer en la tentación del enemigo, aquel que puede llegar a tener poder sobre nuestra alma, si lo dejamos entrar.

Dice San Pablo en su carta a los Filipenses que la muerte es ganancia. Y santa Teresa de Jesús decía muero porque no muero. La muerte para el cristiano es un paso necesario para disfrutar de la vida eterna y de la plenitud donde no hay enfermedad, dolor, sufrimiento ni necesidad alguna. Pero más que eso y lo más importante será el gozo que tendremos de la unión perfecta y total con Dios.

En ese sentido pensemos qué pasaría si no hacemos caso a la conciencia que nos hace ver lo que está mal y desperdiciamos la oportunidad que nos da la gracia. ¿Estaremos realmente conscientes de las consecuencias que tiene para nuestra alma morir en pecado? ¿seremos capaces de entender lo que significa morir y estar destinados a lugar de castigo y no poder salir nunca de allí?

Por eso lo que debemos temer es que, habiendo recibido el mensaje del Evangelio, no hayamos hecho caso y sigamos en situación de pecado, por el camino equivocado. No olvidemos que Dios es nuestro Padre y somos sus creaturas. En su amor, Él ha dispuesto de todas las cosas para cuidarnos y para advertirnos también de los peligros.

Pero, el demonio es muy astuto y precisamente cuando se da cuenta de que hemos decidido empezar a caminar hacia la luz y llevar una vida espiritual saludable, él se encarga de buscar desviarnos y distraernos, de hacernos batallar con nuestra vida de oración, porque es donde sabe que más nos puede afectar.

Pero no te preocupes, bien lo dice Jesús: ‘Por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados’. Lo que nos toca a nosotros es mantenernos firmes en la gracia, con la armadura bien puesta, la espada bien afilada para enfrentar la batalla espiritual, luchar por seguir caminando en la búsqueda de la santidad y de poder lograr gozar en plenitud de la vida eterna.

Me acordé de la frase de un buen amigo con la que termina su programa de radio, dice: ‘salva el planeta, reza el Rosario y aliméntate santamente. 

Antífona de comunión

Soy trigo de Cristo, seré triturado por los dientes de las fieras y transfigurado así en pan inmaculado.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Que el pan celestial que hemos recibido al conmemorar el martirio de san Ignacio, nos dé, Señor, nuevas fuerzas para que, con las palabras y las acciones, nos manifestemos como verdaderos cristianos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Señor, qué maravillosos testimonios de fe encontramos en las Escrituras, ayúdanos a nosotros también a que con nuestras obras participemos, junto con ellos, en la instauración del Reino de los cielos aquí y ahora.

Acción

Hoy repetiré constantemente: Lo que es imposible para mí, es posible para Dios.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).