Tiempo Litúrgico: Adviento. Semana I - Feria.
Color del día: Morado.
Memoria libre: Santa Bibiana (Viviana), virgen y mártir.
Antífona de entrada
Cfr. Zac 14, 5. 7
Vendrá el Señor, mi Dios, y con él todos sus santos; y brillará en aquel día una gran luz.
Oración colecta
Señor Dios, muéstrate propicio a nuestras súplicas y concede, a quienes están en aflicción, el auxilio de tu amor, para que, consolados por la presencia de tu Hijo que ya viene, no nos manche algún contagio del antiguo pecado. Por Jesucristo nuestro Señor.
PRIMERA LECTURA
Sobre él se posará el espíritu del Señor
Lectura del libro de Isaías 11, 1-10
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor.
Lo inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra; pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia será ceñidor de sus caderas, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor.
La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león como el buey comerá paja.
El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid.
Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Esta profecía de Isaías nos refiere cuáles son las características del tiempo Mesiánico. El elemento central que, de hecho es el que domina toda la escena, es la acción del Espíritu de Dios, el cual dirige toda la nueva realidad mesiánica. Es por medio de la acción poderosa de Dios que se puede vivir una realidad diferente en la vida del hombre.
Es esencialmente un sólo Espíritu que se manifiesta de diferentes maneras en la vida de aquellos que lo reciben y que lo dejan actuar con libertad en su propia vida. Si nuestro mundo vive aún bajo el régimen de la injusticia, de la violencia, del egoísmo, es porque muchos de aquellos que desde el bautismo hemos recibido este Espíritu, no lo dejamos obrar con libertad, y preferimos continuar viviendo de acuerdo a nuestros criterios y deseos.
La Navidad celebra el inicio de la nueva creación, la llegada del tiempo mesiánico. Abramos nuestro corazón a la presencia activa de Dios para que nuestra fiesta de Navidad, sea la fiesta también de nuestra vida en el Reino mesiánico, en el cual todas la cosas han sido hechas nuevas.
Salmo responsorial
Sal 71, 1-2, 7-8. 12-13. 17
R. En sus días florezca la justicia
y la paz abunde eternamente.
- Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R.
- En sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R.
- Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R.
- Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol; él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.
Aclamación antes del Evangelio
Cfr. Sal 79, 4
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Mirad, el Señor llega con su poder e iluminará los ojos de sus siervos. R.
EVANGELIO
Jesús, lleno de la alegría
en el Espíritu Santo
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 10, 21-24
En aquella hora Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me lo ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar».
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
En el Evangelio de hoy encontramos una oración de gratitud de Jesús al Padre. Su gozo está en que a Dios Padre le ha parecido bien dar a conocer el Reino a la gente sencilla y humilde, y no a los sabios e inteligentes del mundo.
Esto nos debe hacer ver la importancia de mantener un espíritu humilde y sencillo, que todo el tiempo nos haga recordar que lo que somos y tenemos le pertenece y que dependemos totalmente de Él, en el sustento, en la salud, en la vida.
Nuestra inteligencia y nuestros éxitos dependen totalmente de la gracia de Dios. Para Dios, la humildad y la sencillez de corazón está por encima de la sabiduría humana o la posición social. Por eso, para entender el Evangelio se requiere de un corazón abierto y humilde como el de un niño.
Jesús nos invita a ser sencillos, a ver su mano en cada momento que vivimos: en el amanecer, en nuestros seres queridos, en la ayuda de un amigo o de un compañero de trabajo. Ahí es donde Él se quiere revelar, en las manifestaciones simples de cada día. Por eso es importante pedirle que nos dé un corazón sencillo y humilde, que sea capaz de entenderle cuando Él se nos quiere revelar.
Ser agradecido por todas las cosas, porque todas provienen de Él: la vida, la salud, el trabajo, cada situación de nuestra vida, por difícil o dura que a veces parezca. La forma más clara en la que Jesús se nos puede revelar es cuando tomamos acciones en nuestra vida para provocar el encuentro con Él.
Si aún no sientes que Dios se te ha revelado, es porque quizá aún no te has decidido a buscar un encuentro con Él por medio de la Oración, de su Palabra y de los Sacramentos. ¿Te parece difícil? No lo es, basta con que lo empieces a hacer. Tómate unos minutos al terminar esta reflexión y haz un momento de Oración agradeciendo primeramente por la vida que tienes, la salud y el nuevo día que Dios te da para hacer su voluntad.
Reconoce que todo lo que eres y tienes proviene de Él y pídele que hoy se te revele de una manera especial y mañana vuélvelo a hacer, y pasado mañana también. Y así, no dejes nunca de hacerlo de una manera sencilla y humilde y verás cómo Él se te va a revelar cada día con su amor. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Antífona de comunión
2 Tim 4, 8
El Señor, justo juez, dará la corona merecida, a todos los que esperan con amor su venida gloriosa.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te rogamos, Señor, que, por nuestra participación en estos misterios, nos enseñes a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón en las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración
Padre bueno, dame de ese Espíritu que hiciste reposar en Jesús, ese Dador de los siete dones.
Dame sabiduría para saborear cada situación en mi vida, inteligencia para entenderme y entender a mis hermanos, consejo para llevarte a la vida de mis hermanos, fortaleza para permanecer firme en la tribulación, ciencia para penetrar en tus misterios insondables, piedad para que a cada instante crezca en mí el deseo de estar en intimidad contigo y un santo temor de ofenderte que me lleve a huir de las ocasiones de pecado; dame tu Espíritu de vida para configurarme con tu Hijo Jesús, mi Señor.
Acción
Hoy me aprenderé los siete dones del Espíritu Santo y los pediré a lo largo del día.
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Misal Católico, ACI Prensa.
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