Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Miércoles, 11 de junio de 2025.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana X.
   Color del día: Rojo.  

Memoria obligatoria: San Bernabé, apóstol.

Antífona de entrada
Cf. Hch 11, 24

Dichoso san Bernabé, digno de ser contado entre los Apóstoles, pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe.

Oración colecta

Dios nuestro, que mandaste separar a san Bernabé, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, para la obra de conversión de los gentiles, concede que el Evangelio de Cristo, que predicó con tanto entusiasmo, sea anunciado fielmente, de palabra y de obra. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Era hombre de bien,
lleno de Espíritu Santo y de fe

Lectura del libro de los Hechos
de los apóstoles 11, 21b-26; 13, 1-3

En aquellos días, gran número creyó y se convirtió al Señor.

Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.

Bernabé, salió para Tarso en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger, Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.

Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado». Entonces, después de ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Meditar sobre la vida de la primitiva comunidad cristiana nos pone siempre en contacto con la frescura de la fe, de las conversiones, de la acción del Espíritu Santo y de las multitudes que volvían a Dios.

La comunión nace por la fe común, por la confesión de fe en el Señor Jesús muerto y resucitado y por la obra llevada a cabo por el Espíritu Santo. La iglesia crece porque el Espíritu Santo construye la comunidad. No se trata de hombres que comienzan una empresa personal, es más bien, el descubrimiento de Jesús, de su obra y del Espíritu que transforma, lo que despierta esas conversiones y esas comunidades llenas de fe y vida.

Los apóstoles son los hombre privilegiados que hacen de eslabón entre Jesús el hombre y las comunidades que nacen con Pentecostés; ellos son la garantía de fidelidad a la voluntad de Dios.

Salmo responsorial
Sal 97, 1bcde. 2-3ab. 3cd-4. 5-6

R. El Señor
revela a las naciones su justicia.
  • Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.
  • El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia. Se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R.
  • Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R.
  • Tañed la citara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor. R.

Aclamación antes del Evangelio
Sal 24, 4bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Dios mío, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad. R.

EVANGELIO
No he venido a abolir,
sino a dar plenitud

Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que ha venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Con estas palabras nos enseña Jesús dos cosas. Primero, que el Antiguo Testamento forma parte auténtica de la revelación de Dios y segundo, que no hay mandamientos pequeños o enseñanzas banales en la Escritura. Cierto que el Antiguo Testamento, por haber sido escrito en un tiempo y cultura lejanos a nosotros, no siempre es fácil de entender.

Sin embargo, esto no quiere decir que no debemos buscar en él la voluntad de Dios. Por otro lado, es cierto que no todo lo que entendemos, incluso del Nuevo Testamento, es fácil de cumplir. Requiere, ante todo, de la firme convicción de que esto es lo que Dios quiere, y que como tal, debemos de respetarlo y actuar como él nos lo propone.

Es importante tenerlo en mente, pues, en esta confusión moral e incluso teológica, no faltan las opiniones sobre algunos aspectos de la Escritura, que no se toman en cuenta y son causa de dolor y de malestar para nosotros mismos y para la sociedad. Estemos siempre atentos, tengamos como fuente de sabiduría la Palabra de Dios, y como fuente de conocimiento e interpretación el "Magisterio Ordinario de la Iglesia".

Antífona de comunión
Jn 15, 15

Ya no los llamaré siervos, dice el Señor, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. A ustedes los he llamado amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Habiendo recibido, Señor, la prenda de la vida eterna, te rogamos humildemente que lo que hemos celebrado bajo los signos sacramentales en memoria de san Bernabé, apóstol, lo lleguemos a contemplar en plenitud. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Señor, quiero darte gracias por el misterio de la iglesia, movida, guiada y motivada por el Espíritu Santo; porque gracias a tu Espíritu, ella me hace partícipe del misterio Pascual y hace posible, en el aquí y ahora, la salvación que Jesús da a quienes creemos en él y lo aceptamos por el bautismo.

Acción

Dedicaré unos minutos en mi oración diaria para pedir por los sacerdotes que me alimentan con la vida sacramental: el que me bautizó, el que me confirmó, el que me ofreció por vez primera el cuerpo de Cristo y aquellos que constantemente me confiesan y ofician la misa en la que participo constantemente.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).