Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana X.
Color del día: Blanco.
Memoria obligatoria: San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia.
Antífona de entrada
Cf. Sal 131, 9
Que tus sacerdotes, Señor, se revistan de justicia, y tus fieles se llenen de júbilo.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que en san Antonio de Padua diste a tu pueblo un predicador insigne y un intercesor en sus necesidades, concédenos que, con su ayuda y siguiendo sus ejemplos de vida cristiana, experimentemos tu auxilio en toda adversidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Quien resucitó al Señor Jesús también
nos resucitará a nosotros con Jesús y
nos presentará con vosotros ante él
Lectura de la 2 carta del apóstol
san Pablo a los Corintios 4, 7-15
Hermanos: Llevamos el tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.
Atribulados en todo, más no aplastados; apurados, mas no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, mas no aniquilados, llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Pues mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De este modo la muerte actúa en nosotros, y la vida en vosotros.
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él.
Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Una de las cosas que más sorprende al mundo, es el hecho de que Dios pueda inhabitarnos; el hecho de que, en este cuerpo de barro tan frágil, pueda estar contenida toda la fuerza y la gloria de Dios.
Es por ello que podemos enfrentar cada día las dificultades de nuestra vida con un espíritu alegre y tenaz; que podemos mostrar al mundo un nuevo camino de amor y de paz que ellos no conocen.
La fuerza de Dios, su gloria y su gracia, hace del cristiano una persona diferente, que va esparciendo por donde camina, "el grato aroma de Cristo" esto es, la paz, el gozo, la justicia.
No permitas que la fragilidad de tu barro oscurezca esta fuerza de Dios, sino que por el contrario, siéntete orgulloso a pesar de tu debilidad; sé portador del amor de Dios en tu vida y responde con generosidad a ello.
Salmo responsorial
Sal 115, 10-11. 15-16. 17-18
R. Te ofreceré, Señor,
un sacrificio de alabanza.
- Tenía fe, aun cuando dije: «¡Qué desgraciado soy!» Yo decía en mi apuro: «Los hombres son unos mentirosos». R.
- Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. R.
- Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R.
Aclamación antes del Evangelio
Flp 2, 15d. 16a
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida. R.
EVANGELIO
Todo el que mira a una mujer
deseándola, ya ha cometido adulterio
Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 5, 27-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio».
Pero yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero “gehenna”.
Se dijo: «El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio» Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer – no hablo de unión ilegítima – la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
En este pasaje Mateo une dos enseñanzas: una sobre el pecado y otro sobre el adulterio. El ejemplo que pone Jesús de arrancarse un ojo o una mano, desde luego que no debe ser tomado al pie de la letra, pues está ejemplificando la importancia y lo doloroso que, a veces puede resultar, el apartarse de las ocasiones de pecado.
Compara el dolor y la pérdida sustancial de uno de nuestros miembros a la de dejar aquello que sabemos que nos lleva al pecado. Con esto en mente, podemos entender que es mejor dejar o alejarse de una amistad, de un lugar, de un trabajo con todo el dolor y la pérdida que esto significa, si esta amistad, lugar, trabajo están siendo la ocasión de pecado.
Esta es quizás la enseñanza más fuerte y explícita de las consecuencias del pecado y de la lucha contra el mismo y lo doloroso que representa una conversión profunda y total a Jesús como Señor. Por lo tanto, si alguna cosa, persona o lugar te son ocasión de pecar ¡aléjalas de ti!, pues es mejor no tenerlas, que perder la vida en Cristo.
Antífona de comunión
Cf. Mt 24, 46-47
Dichoso el servidor a quien su amo, al volver, lo encuentre cumpliendo con su deber; yo les aseguro que le confiará todos sus bienes.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
Que esta mesa celestial, Dios todopoderoso, robustezca y aumente el vigor espiritual de todos los que celebramos la festividad de san Antonio de Padua, para que conservemos íntegro el don de la fe y caminemos por el sendero de la salvación que él nos señaló. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración
Señor, gracias por llenarme con el tesoro de tu presencia, siendo yo no más que una vasija de barro, definitivamente indigna de ti. Pero sé, Señor, que tú te deleitas en llamar a lo que no es nada para que sea en ti.
Por eso me confío a ti, y te pido que, en el sufrimiento de toda clase de pruebas, me enseñes a confiar y a no angustiarme; y aunque me abrumen las preocupaciones, no me desespere; que cuando me vea perseguido, no me sienta desamparado; que si acaso estoy derribado, tenga la certeza de que no estoy vencido.
Acción
Hoy ofreceré un sacrificio de algún tipo, en señal de que muero a mis deseos y que quiero que Jesús se manifieste en mí.
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).
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