Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Martes, 29 de julio de 2025.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XVII.
   Color del día: Blanco.  

Memoria obligatoria: Santos Marta, María y Lázaro.

Memoria libre: San Olaf II, el Grande.

Antífona de entrada
Lc 10, 38

Cuando entró Jesús en un poblado, una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa.

Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno, cuyo Hijo aceptó hospedarse en la casa de santa Marta, concédenos, por su intercesión, que sirviendo fielmente a Cristo en nuestros hermanos, merezcamos ser recibidos por ti en la mansión del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
El Señor hablaba con
Moisés cara a cara

Lectura del libro del Éxodo
33, 7-11; 34, 5b-9. 28

En aquellos días, Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó «Tienda del Encuentro». El que deseaba visitar al Señor, salía fuera del campamento y se dirigía a la Tienda del Encuentro.

Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que este entraba en la tienda. En cuanto Moisés entraba en la tienda, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la tienda, mientras el Señor hablaba con Moisés.

Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y se postraba cada uno a la entrada de su tienda.

El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después Moisés volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba del interior de la tienda.

Moisés se quedó en la presencia del Señor, y pronunció su nombre.

El Señor pasó ante él proclamando: «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad, que mantiene la clemencia hasta la milésima generación, que perdona la culpa, el delito y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación».

Moisés al momento se inclinó y se postró en tierra.

Y le dijo: «Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya».

Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: sin comer pan ni beber agua; y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las Diez Palabras.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Cuando David pecó gravemente contra el Señor, lo primero que hizo fue reconocer su culpa, su debilidad y no buscar echarle la culpa a los demás: "Señor, reconozco mi culpa, he pecado contra ti". En el Evangelio, Jesús propuso la parábola del "hijo pródigo", en la cual, nos presenta la misma actitud en el hijo que ha abandonado al padre: "He pecado contra el cielo y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo".

Y como vemos hoy en este pasaje del Éxodo, ésta ha sido la enseñanza de Dios a su pueblo a lo largo de toda la Escritura. Y es que Dios no rechaza un corazón arrepentido. Somos desafortunadamente un "pueblo de cabeza dura" que cae continuamente, que peca, incluso, que repite sus mismas faltas, pero Dios nos conoce y nos ama, por eso, dice el Salmo 103 que no nos trata como merecen nuestras culpas.

El único que no es perdonado, es el soberbio, el arrogante, el que piensa que es bueno y que no necesita ser perdonado, éste permanece en su arrogancia y, desafortunadamente, en su pecado. Aprendamos hoy de Moisés la humildad, y acerquémonos a Aquel que es amor y misericordia, pues en él siempre encontraremos acogida, perdón, y el amor que da vida.

Salmo responsorial
Sal 102, 6-7. 8-9. 10-11. 12-13

R. El Señor es compasivo
y misericordioso.
  • El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. R.
  • El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo. R.
  • No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre los que lo temen. R.
  • Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles. R.

Aclamación antes del Evangelio
Cf. Jn 8, 12b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo soy la luz del mundo – dice el Señor -; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.

EVANGELIO
Creo que tú eres el Cristo,
el Hijo de Dios

Lectura del santo Evangelio
según san Juan 11, 19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano.

Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».

Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará».

Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día».

Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».

Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Este pasaje de san Juan nos muestra cómo se debe actuar ante la desilusión religiosa. Muchas veces, nosotros pensamos igual que Marta: "Si tú hubieras estado, mi esposo no habría perdido el trabajo, mi hijo estaría vivo, esta enfermedad no hubiera azotado a nuestra familia." Y en ese momento viene a nosotros la gran tristeza, la gran desilusión que muchas veces nos acompañará durante toda la vida, robándonos la felicidad, y alejándonos de Dios, y con ello, de la paz y del verdadero amor.

Marta nos muestra hoy que, el que las cosas no sean o hayan sido como "ella" esperaba, esto no significa que no vayan a ser como finalmente más conviene a los planes de Dios, que siempre son fuente de bendición y de paz para todos. Nuestro problema es que siempre esperamos que Dios haga las cosas como a "nosotros" nos parece que deberían ser hechas.

Y Dios no siempre lo piensa así, pues él ve los corazones y el bienestar de todos, no sólo el nuestro. Finalmente, el plan de Dios, no es sanarnos, sino llevarnos a la vida eterna y para ello es necesario, como hoy lo vemos en Marta, hacer una confesión de fe en Jesús como Señor y Mesías.

Cuando ponemos nuestros planes y proyectos en Dios, todo se transforma en paz y serenidad. Sabemos que Dios nos ama, como amaba a esta familia y que si ha ocurrido así, no es porque no supiera de nuestras necesidades, sino porque así convenía a su proyecto, al proyecto de Dios para la salvación de todos lo hombres. Confía en él, realmente Jesús es el Mesías salvador.

Antífona de comunión
Cf. Jn 11, 27

Marta dijo a Jesús: Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Señor, que la santa comunión del Cuerpo y la Sangre de tu Unigénito, nos aleje de todas las cosas pasajeras, para que, a ejemplo de santa Marta, podamos crecer en la tierra en un auténtico amor a ti y gozar en el cielo, contemplándote eternamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Señor, que tu luz me haga ver la miseria en la que me encuentro sumergido; que pueda yo levantarme, por tu gracia, y caminar hacia ti, arrepentido, sin temor a ser rechazado, pues tu palabra me da confianza, seguridad y fe en que me perdonarás.

Acción

Pediré a Jesús que me libere de la esclavitud de ese pecado al que había permanecido aferrado por tanto tiempo, y haré el firme propósito de no volverlo a cometer ni seguirlo justificando falsamente.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).