Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Jueves, 31 de julio de 2025.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XVII.
   Color del día: Blanco.  


Antífona de entrada
Flp 2, 10-11

Que al nombre de Jesús toda rodilla se doble, en el cielo, en la tierra, en los abismos, y que toda lengua proclame que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Oración colecta

Dios nuestro, que suscitaste en tu Iglesia a san Ignacio de Loyola para extender la mayor gloria de tu nombre, concédenos que, luchando en la tierra, con su auxilio y a imitación suya, merezcamos ser coronados, con él, en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
La nube cubrió la Tienda del Encuentro,
y la gloria del Señor la llenó

Lectura del libro del
Éxodo 40, 16-21. 34-38

En aquellos días, Moisés hizo todo ajustándose a lo que el Señor le había mandado.

El día uno del mes primero del segundo año fue erigida la Morada. Moisés erigió la Morada, colocó las basas, puso los tablones con sus travesaños y plantó las columnas; montó la tienda sobre la Morada y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había manado a Moisés.

Luego colocó el Testimonio en el Arca, sujetó los varales al Arca y puso el propiciatorio encima del Arca. Después trasladó el Arca de la Morada, puso el velo de separación para cubrir el Arca del Testimonio; como el Señor había mandado a Moisés.

Entonces la nube cubrió la Tienda del Encuentro y la gloria del Señor llenó la Morada.

Moisés no pudo entrar en la Tienda del Encuentro, porque la nube moraba sobre ella y la gloria del Señor llenaba la Morada.

Cuando la nube se alzaba de la Morada, los hijos de Israel levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero, cuando la nube no se alzaba, ellos esperaban hasta que se alzase.

De día la nube del Señor se posaba sobre la Morada, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Nuestro Dios, como nos lo muestra este pasaje, no es un Dios lejano, sino un Dios cercano que acompaña a su pueblo. Es también un Dios que, conociendo la naturaleza humana, siempre necesitada de signos, se relaciona con su pueblo mediante signos, por lo que la Liturgia es importante para el pueblo. El santuario y el templo se constituyen en el lugar privilegiado para el encuentro con Dios.

Sabemos que Dios es omnipresente (que está en todas partes), sin embargo, es en el templo y a través de la liturgia, como se hace presente de una manera especial en la vida del pueblo. Podríamos decir que es una manera de confirmar sensiblemente su presencia entre nosotros.

En tiempos de Moisés la presencia del Señor se realizaba por medio de una nube que cubría el santuario, hoy su presencia se realiza de modo más perfecto y sensible, a través de la Eucaristía. Por ello, Dios está presente en todos los Sagrarios del mundo.

Está esperando para llenarnos con su gloria, para platicar con nosotros, para consolarnos y para darnos fuerza para continuar nuestro camino hasta llegar a la Tierra prometida, es decir, hasta el cielo. Tómate algunos minutos cada vez que puedas, para detenerte en una Iglesia y visita el santuario, el lugar en donde Jesús sacramentado te está esperando para llenarte de su amor.

Salmo responsorial
Sal 83, 3. 4. 5-6a y 8a. 11

R. ¡Qué deseables son tus moradas,
Señor del universo!
  • Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo. R.
  • Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor del universo, Rey mío y Dios mío. R.
  • Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre. Dichosos los que encuentran en ti su fuerza. Caminan de baluarte en baluarte. R.
  • Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa, y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados. R.

Aclamación antes del Evangelio
Cf. Hch 16, 14b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.

EVANGELIO
Reúnen los buenos en cestos
y los malos los tiran

Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 13, 47-53

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.

Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

¿Habéis entendido todo esto?»

Ellos le responden: «Sí».

Él les dijo: «Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».

Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Jesús termina esta sección de parábolas recordándonos la importancia de vivir de acuerdo con lo que él mismo nos ha ido instruyendo, pues, si bien es cierto que no sabemos cuándo llegará el final del tiempo para toda la humanidad, sabemos con certeza que éste llega para cada uno de nosotros, el día en que el Señor nos llama.

En ese día no habrá excusas, solo resultados; separará a los que vivieron de acuerdo con los valores del Evangelio de quienes se negaron y rechazaron la vida evangélica.

Cada día es una nueva oportunidad que Dios nos da para amar, para perdonar, para servir a los demás, para hacer de nuestra vida un instrumento de su gracia y, sobre todo, para dejar que su amor y su infinita misericordia nos inunden y transformen.

El único día que tenemos es el de hoy; ayer ya pasó y el mañana aún está en las manos de Dios; vivamos el hoy con entusiasmo y apertura al Espíritu Santo.

Antífona de comunión
Cf. Lc 12, 49

He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!, dice el Señor.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Señor, que este sacrificio de alabanza, que te hemos ofrecido en acción de gracias en la celebración de san Ignacio, nos lleve a alabar perpetuamente tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Señor Jesús, tú nos confirmas en tu palabra cuando dices que estarás con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos. Sin embargo, soy yo quien no me acerco, desaprovechando esta maravillosa oportunidad de estar en ti. Por esto te pido perdón; desde hoy te abro las puertas de mi corazón para hacer vida tus promesas en mí.

Acción

Si no acostumbro ir al Sagrario, haré el propósito de ir, al menos, una vez a la semana y me dejaré llenar de la amorosa presencia de Jesús.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).