Hablemos de Kerigma–II Parte

¿Dónde encontramos el sentido de nuestra vida? ¿Acaso en las cosas materiales como nos sucede con tanta frecuencia, o bien en la confianza desmedida en las personas que nos rodean?

En los cursos de Kerigma se nos plantea de una forma clara y directa, que es en Jesús, nuestro salvador y redentor, que debemos buscar el sentido de nuestras vidas.

Empezamos entonces a descubrir y aclarar en nuestras mentes, que solo el contacto directo con la experiencia de tener a Jesús en nuestro ser es lo que nos va a dar confianza y esperanza en la vida. Comenzamos entonces a comprender que si tenemos a Dios siempre en nuestra mente vamos a tener paz y vamos a poder dar paz.

Descubrimos el rosto de Jesús, como un tesoro, como una inspiración, y ese rostro maravilloso es el mismo rostro del hermano, del vecino, del amigo, de nuestros padres y madres, de aquella persona que está en la calle pidiendo una limosna para poder sobrevivir.

Apreciar el rostro de Jesús en nuestros semejantes es una experiencia de fe, que nos lleva a fortalecernos en valores cristianos como la caridad, el respeto, y por supuesto, el amor.

Sepamos encontrar a Dios en el hermano, para que nuestra vida y nuestras acciones tengan más sentido, para que podamos vivir una verdadera experiencia de fe.