Humildad para luchar contra el pecado

Me encontraba hoy leyendo un libro que se llama "Combate Espiritual" en el que se dice que una de las mejores formas de luchar contra las tentaciones y el pecado es siendo humildes. Y es muy cierto, porque la humildad verdadera nos hace comprender que con nuestras propias fuerzas no podemos vencer las tentaciones del mundo.

Los grandes santos han comprendido este misterio y lo han aplicado a sus vidas, tornando su alma agradable al Señor que es misericordia. 

Y es que ser humilde no es bajar la cabeza ante las adversidades y que nos mancillen o humillen, sino que es reconocer nuestras debilidades, nuestras flaquezas, nuestra falta de dominio de la voluntad, razones por las que ofendemos a Dios con el pecado.

Si dejamos de confiar en nuestras vanas fuerzas, y ponemos nuestras dificultades, sufrimientos y tentaciones en las manos de Dios, contando en nuestro corazón con la certeza de que Él no nos abandonará, podremos tener paz en nuestras vidas y la seguridad de que el Señor nos va a ayudar a superar las adversidades y las caídas. 

Sin olvidar la intersección de la Santísima Virgen María, que nos permite acercarnos más a la misericordia de Dios, pidámole que abogue por nosotros, por el perdón de los pecados y para que sintamos una culpa y un dolor sincero por las ofensas que realizamos contra Dios y contra nuestros semejantes.