Tiempo Litúrgico: Cuaresma
Color del día: Morado
Santoral:
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (42, 1-7)
No gritará ni hará oír su voz en las plazas.
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea. Proclamará la justicia con firmeza, no titubeará ni se doblegará, hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza.
Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y lo extendió, el que dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota; el que dio el aliento a la gente que habita la tierra y la respiración a cuanto se mueve en ella: “Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de la mano; te he formado y te he
constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.
Reflexión sobre la Primera Lectura
El profeta Isaías nos invita durante esta semana a voltear nuestros ojos hacia el elegido de Dios, hacia su Mesías y Salvador.
A ver en él la imagen de un hombre deshecho por el pecado de la humanidad, a un hombre que ofreció su vida por la salvación de todos y cada uno de nosotros. Para el hombre de hoy, tan acostumbrado a tener su mirada fija en las cosas del mundo, tan preocupado por todos los problemas que lo circundan, esta semana de reposo, puede ser una buena oportunidad para que su mirada se vuelva a fijar en Jesús, en aquél que nos dio la vida muriendo por cada uno de nosotros.
Ciertamente las cosas del mundo son importantes, pero es aún más importante que nuestra vida esté centrada en Cristo, ya que esto es lo que hace que todas las demás cosas tomen su justo valor. No dejes que esta semana sea una semana más, vuelve tu vista a Jesús, ora y lee su Palabra. Ojalá y lo puedas hacer con toda tu familia.
Salmo responsorial:
(Sal 26, 1. 2. 3. 13-14)
R/ El Señor es mi luz y mi salvación.
- El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R.
- Cuando me asaltan los malvados para devorarme, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R,
- Aunque se lance contra mí un ejército, no temerá mi corazón; aun cuando hagan la guerra contra mí, tendré plena confianza en el Señor. R.
- La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Armate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (12, 1-11)
Déjala. Esto lo tenía guardado
para el día de mi sepultura.
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.
Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?” Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.
Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán”.
Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.
Reflexión sobre el Evangelio
María, la hermana de Lázaro, en el pasaje que hemos leído, busca manifestarle a Jesús su amor, dándole lo mejor que tiene, lo más precioso, lo más caro; no escatima nada cuando se trata del Señor.
En estos días santos, días en los que muchos aprovechan para descansar, debemos aprender de María, a darle a Jesús lo mejor, no sólo de nuestras cosas físicas sino de nuestro tiempo. No dejemos que nuestro descanso nos lleve a no darle importancia a esta semana tan importante en la que recordamos y volvemos a vivir, con toda la comunidad cristiana, los misterios de nuestra redención.
Es importante descansar, pero hay que hacerlo como lo hacía la familia de Lázaro: "Con el Señor". Como la familia de Lázaro, invitemos a Jesús a nuestras vacaciones y a nuestro descanso. Que Él sea el huésped de honor de nuestras vacaciones, démosle su lugar y aún más, lo mejor de nosotros. Manifestemos también en nuestro descanso que somos amigos y seguidores de Jesús.
Oración
Hoy alzo la mirada a ti, Señor, déjame descubrirte durante todo este día, déjame encontrarte en cada paso que doy, déjame ver cómo aún caminas entre nosotros, escondiéndote. Abre mis ojos, Señor, que quiero descubrirte, mirarte y amarte.
Acción
Hoy estaré muy atento a descubrir a Jesús en las personas que me rodean.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo C - 2019, Conferencia Episcopal de Costa Rica