Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Jueves 31 de octubre de 2019.


Tiempo Litúrgico: Ordinario, Semana XXX 
   Color del día: Verde   

Memoria libre:

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos (8, 31-35. 37-39)
Ninguna creatura podrá apartarnos
del amor que nos ha manifestado
Dios en Cristo Jesús.

Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en contra nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene? ¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para interceder por nosotros?

¿Qué cosa podrá apartarnos del amor con que nos ama Cristo? ¿Las tribulaciones? ¿Las angustias? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada?

Ciertamente de todo esto salimos más que victoriosos, gracias a aquel que nos ha amado; pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni el presente ni el futuro, ni los poderes de este mundo, ni lo alto ni lo bajo, ni creatura alguna podrá apartarnos del amor que nos ha manifestado Dios en Cristo Jesús.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Esta es una de las expresiones más fuertes del apóstol en relación a la fe y a la confianza que tiene en Cristo. ¿Quién nos apartará de su amor? Absolutamente nada, pues con el amor de Dios en nuestro corazón venceremos todas las dificultades que se nos presenten a lo largo de la vida. Nuestra existencia en el mundo viene siempre acompañada de problemas, incluso de persecuciones, y vemos cómo muchos cristianos se dejan vencer por ellas; tienen miedo y no se abandonan.

La acción poderosa de Dios está siempre presente en nosotros, aunque no nos demos cuenta. Por eso no debemos de tener miedo de presentarnos como auténticos seguidores de Cristo, de llevar nuestras biblias y leerla en la oficina (sin descuidar nuestras labores) o a donde seamos invitados. Debemos sentirnos orgullosos de ser cristianos, incluso de que por serlo se nos persiga o se hable mal de nosotros.

Nada, nada nos podrá apartar del amor de nuestro amado Jesús, pues para eso dio su vida, para "estar con nosotros hasta la consumación de los tiempos". Por eso, en medio de tus enfermedades y de todas las vicisitudes de la vida, nada debemos temer, pues nada nos quitará lo que Cristo ganó para nosotros en la cruz. Si permanecemos en él y buscamos con todas nuestras fuerzas adecuar nuestra vida al Evangelio, podemos estar seguros que su paz y su alegría jamás nos abandonarán.

Salmo responsorial
(Sal 108, 21-22. 26-27. 30-31)
R/ Sálvame, Señor, por tu bondad. 

  • Trátame bien, Señor, por ser quien eres y por ser grande tu misericordia, porque yo soy un pobre miserable, que lleva el corazón atribulado. R. 
  • Ayúdame, Señor, Dios mío, sálvame por tu bondad. Que reconozcan aquí tu mano y que tú, Señor, lo has hecho. R. 
  • Mi boca le dará muchas gracias al Señor, lo alabará en medio de la multitud, porque se puso en favor del pobre para salvarle la vida de sus jueces. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (13, 31-35)
No conviene que un profeta
muera fuera de Jerusalén.

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: “Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte”.

El les contestó: “Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido!

Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’ ”

Reflexión sobre el Evangelio

Cuántas veces ‘dice Jesús’ quise acogerte como la gallina acoge a sus pollitos y no quisiste.

Cuántas veces el Señor, nos ha invitado a cambiar de una manera más radical nuestra vida a través de un retiro, de un amigo o de una amiga, de una lectura, de una homilía, incluso de un bello atardecer, y cuántas veces le hemos dicho: "Hoy no Señor, quizás mañana", para lo mismo decirle la próxima vez.

El Señor no se cansa de llamarnos a vivir en su amor, ¿no será ya tiempo de aceptar su invitación y entregarle totalmente nuestra vida?

Oración

Señor, que el saberme amado y perdonado por el sacrificio de la Cruz no me lleve a la indiferencia, sino más bien, que este desbordamiento de amor por mí sea el motor que me impulse a confiar cada día más, que pueda yo decirle a los demás que contigo todo lo puedo.

Acción

A quien vea que está angustiado, sufriendo o pasando alguna dificultad específica le diré que Dios me ha puesto en su camino para ayudarle y veré la manera de apoyarlo en el momento, en la medida de mis posibilidades o, al menos, orando con él (ella).

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro 

Adaptado de: 
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa 
Verificado en: 
Ordo Temporis Ciclo C - 2019, Conferencia Episcopal de Costa Rica