Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Jueves, 2 de setiembre de 2021.


Tiempo Litúrgico: Ordinario III - Semana XXII.
   Color del día: Verde.  


Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los colosenses (1, 9-14)
Nos ha liberado del poder de las tinieblas,
y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado.

Hermanos: Desde que recibimos noticias de ustedes, no hemos dejado de pedir incesantemente a Dios que los haga llegar a conocer con plenitud su voluntad, por medio de la perfecta sabiduría y del conocimiento espiritual. Así ustedes vivirán según el Señor se merece, le agradarán en todo, darán fruto con toda clase de buenas obras y crecerán en el conocimiento de Dios.

Fortalecidos en todo aspecto por el poder que irradia de él, podrán resistir y perseverar en todo con alegría y constancia, y dar gracias a Dios Padre, el cual nos ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo santo, en el reino de la luz.

El nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado, por cuya sangre recibimos la redención, esto es, el perdón de los pecados.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Es importante la sabiduría humana, pues gracias a ella se realiza el progreso y se va haciendo más cómoda nuestra existencia. Sin embargo, es quizá más importante el tener sabiduría y conocimiento espiritual, pues es precisamente por medio de éstos como hoy nos lo dice san Pablo, que podemos llegar a conocer la voluntad de Dios.

Cuando la sabiduría humana no va acompañada de las sabiduría divina, la mayoría de las veces los resultados de la ciencia, lejos de ayudar al hombre, lo dañan. Dios ha puesto todas las ciencias al servicio del hombre, por lo cual, la psicología, la medicina, las ciencias exactas son buenas, pero éstas deben de ser un instrumento puesto al servicio de la voluntad de Dios.

Es necesario reconocer siempre que nosotros no somos nuestros propios árbitros y que todo obedece a un proyecto lleno del amor de Dios. Pidamos diariamente que el Señor ilumine nuestro entendimiento y nuestro corazón, para que a la luz de su Espíritu podamos poner nuestro conocimiento a su servicio y así construir la sociedad del amor.

Salmo responsorial
(Sal 97, 2-3ab. 3cd-4. 5-6)
R/ El Señor nos ha mostrado
su amor y su lealtad.
  • El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R.
  • La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R.
  • Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines, al Señor, nuestro rey. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (5, 1-11)
Dejándolo todo, lo siguieron.

En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra echaré las redes”.

Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.

Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!” Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron.

Reflexión sobre el Evangelio

Hoy se tiene la tentación de pensar que la Palabra de Dios, lo que leemos en el Evangelio o en la Sagrada Escritura, tiene el mismo valor que la que está escrito en cualquier otro libro. Pedro, un experimentado pescador, se pone a escuchar lo que para un hombre de su experiencia resultaría una ilógica petición, la cual proviene de un carpintero.

Sin embargo, la Escritura nos dice que antes de invitar a Pedro a pescar, Jesús había predicado a los que se reunieron en torno a la barca. Seguramente que lo que escuchó Pedro de labios de Jesús, lo animó a intentar una acción fuera de toda lógica dentro de su oficio.

El resultado, una gran pesca. Pedro, entonces, a pesar de ser un hombre experimentado reconoce que la Palabra de Jesús no es como la de cualquier hombre. Y a pesar de ser un experto en la materia se deja conducir por la palabra del Maestro.

Debemos escuchar más seguido y con mayor atención la Palabra de Jesús que tenemos en los evangelios y, adicionalmente, reconocer que esa palabra no es la de cualquier hombre, no es simplemente la palabra del Carpintero de Nazaret, sino que es la palabra de Dios, la cual tiene poder. Date tiempo para leer la Sagrada Escritura y aprende a dejarte conducir por ella.

Oración

Señor, dame la sabiduría que viene de ti, la necesito para poder discernir lo correcto en cada situación de mi día a día, para poder aconsejar a mis semejantes y poder instaurar tu Reino en este mundo. Cambia mi mente y pon en cambio la tuya.

Acción

Hoy voy a leer y meditar el capítulo 9 del libro de Sabiduría.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo B – 2021, Conferencia Episcopal de Costa Rica