Tiempo Litúrgico: Ordinario III - Semana XXXII.
Color del día: Blanco.
Memoria obligatoria:
Primera Lectura
Lectura del libro de la
Sabiduría (6, 1-11)
Escuchen, reyes, para que obtengan la sabiduría.
Escuchen, reyes, y entiendan; aprendan, soberanos de todas las naciones de la tierra; estén atentos, los que gobiernan a los pueblos y están orgullosos del gran número de sus súbditos: El Señor les ha dado a ustedes el poder; el Altísimo, la soberanía; él va a examinar las obras de ustedes y a escudriñar sus intenciones.
Ustedes son ministros de su reino y no han gobernado rectamente, ni han cumplido la ley, ni han vivido de acuerdo con la voluntad de Dios. El caerá sobre ustedes en forma terrible y repentina, porque un juicio implacable espera a los que mandan.
Al pequeño, por compasión se le perdona, pero a los poderosos se les castigará severamente. El Señor de todos ante nadie retrocede y no hay grandeza que lo asuste; él hizo al grande y al pequeño y cuida de todos con igual solicitud; pero un examen muy severo les espera a los poderosos.
A ustedes, pues, soberanos, se dirigen mis palabras, para que aprendan a ser sabios y no pequen; porque los que cumplen fielmente la voluntad del Señor serán reconocidos como justos, y los que aprenden a cumplir su voluntad encontrarán defensa. Pongan, pues, atención a mis palabras, búsquenlas con interés y ellas los instruirán.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Este pasaje dirigido a los gobernantes bien lo podemos aplicar a todos aquellos que tienen responsabilidades, ya sea para sus subordinados en las empresas y oficinas, o de manera general para los padres de familia a quienes se les ha encomendado el gobierno de la casa y la educación de los hijos.
Esta lectura debe llevarnos a meditar en cómo estamos usando el "poder", y de los dones que Dios nos ha dado con respecto a aquellos que ha puesto bajo nuestra tutela.
Nosotros somos responsables de su crecimiento, no solo económico (para aquellos que tienen responsabilidades como autoridad en las empresas y el gobierno), sino de su vida moral y religiosa. Si de manera ordinaria todos necesitamos de la Sabiduría divina, aquellos que tienen la responsabilidad de conducir a los demás, la necesitan mucho más.
Si todas las decisiones que tomamos con respecto a la educación de los hijos (sobre todo en su vida moral), al gobierno de nuestras casas, a la promoción de nuestros empleados, al bien de la comunidad social (por los políticos y encargados de nuestros gobiernos) fueran hechas a la luz y bajo la guía del Espíritu Santo, el mundo verdaderamente sería la antesala del paraíso.
No habría más hambre, ni injusticia y todos viviríamos en paz y con alegría. Es, pues, importante que hoy revises si tus decisiones están siendo iluminadas por la Sabiduría de Dios, o si sigues a los derroteros del mundo.
Salmo responsorial
(Sal 81, 3-4. 6-7)
R/ Ven, Señor, y haz justicia.
- Protejan al pobre y al huérfano, hagan justicia al humilde y al necesitado, defiendan al desvalido y al pobre y líbrenlos de las manos del malvado. R.
- Yo declaro: “Aunque todos ustedes sean dioses e hijos del Altísimo, morirán como cualquier hombre, caerán como cualquier príncipe”. R.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (17, 11-19)
¿No ha habido nadie, fuera de esta extranjero,
que volviera para dar gloria a Dios?
En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: “¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!”
Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.
Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano.
Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo al samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”.
Reflexión sobre el Evangelio
Me parece que una de las cosas que se ha ido perdiendo en nuestros días es el valor de la gratitud. Solo piensa: ¿Cuántas veces al día dices "gracias"?
Vivimos en un mundo tan mecánico que se nos olvida que detrás de la mayoría de los dones o beneficios que recibimos está alguna persona a la que seguramente le haría mucho bien recibir un "gracias".
No importa si lo que la otra persona hizo por ti lo haya hecho por obligación. Agradecer ensancha el corazón y nos introduce a la esfera de Dios que, aun siendo Dios, se hizo hombre y se dió por nosotros.
No dejemos que nuestras prisas, el mecanicismo, la distracción o la soberbia nos ganen. Aprendamos a decir: "Gracias". Verás que, de la misma manera que ese "gracias" a Jesús le cambió la vida al samaritano, así será, sin lugar a dudas, en nosotros si sabemos agradecer, pues todo en esta vida es "don" que hay que agradecer.
Oración
Señor, haz que yo, como Salomón, sea capaz también de pedirte Sabiduría para gobernar, en lugar de riquezas y beneficios personales.
Acción
Hoy revisaré cómo trato a las personas que están bajo mi responsabilidad.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro.
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo B – 2021, Conferencia Episcopal de Costa Rica