Tiempo Litúrgico: Adviento. Semana III.
Color del día: Morado.
Memoria libre: Santa Adelaida, viuda.
Oración colecta
Escucha con piedad nuestras súplicas, Señor, e ilumina las tinieblas de nuestro corazón con la gracia de tu Hijo, que viene a visitarnos, Él, que vive y reina contigo.
PRIMERA LECTURA
Avanza una estrella de Jacob
Lectura del libro de los
Números 24, 2-7. 15-17a
En aquellos días, Balaán, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El espíritu de Dios vino sobre él, y entonó sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos; oráculo del que escucha palabras de Dios, que contempla visiones del Poderoso, que cae y se le abren los ojos: ¡Qué bellas tus tiendas, oh Jacob, y tus moradas, Israel!
Como vegas dilatadas, como jardines junto al río, como áloes que plantó el Señor o cedros junto a la corriente; el agua fluye de sus cubos, y con el agua se multiplica su simiente.
Su rey es más alto que Agag, y descuella su reinado».
Y entonó sus versos: «Oráculo de Balaán, hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos; oráculo del que escucha palabras de Dios y conoce los planes del Altísimo, que contempla visiones del Poderoso, que cae en éxtasis, y se le abren los ojos:
Lo veo, pero no es ahora, lo contemplo, pero no será pronto: Avanza una estrella de Jacob, y surge un cetro de Israel».
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Nuestro mundo, lleno de actividades e inmerso en el comercialismo, muchas veces no nos permite darnos cuenta que nosotros, los cristianos, estamos viviendo ya los tiempos profetizados desde antiguo, que nuestra vida está ya marcada por la presencia del Mesías, del Salvador.
Esto hace que nuestras fiestas de Navidad tengan únicamente una nota comercial. Es, pues, necesario detenernos en nuestra carrera diaria y darnos cuenta que lo que vamos a celebrar en los próximos días es el acontecimiento que cambió la historia, que la dividió y que la hizo ser “Historia de Salvación”.
Es necesario que en profunda reflexión pidamos a Dios que nos ayude con su gracia para entender que la Navidad representa para nosotros el inicio de la vida en el Espíritu, que podamos descubrir en este acontecimiento el cumplimiento de las profecías y la irrupción del amor de Dios entre nosotros por medio del Emmanuel.
Dios se ha hecho no únicamente cercano, sino presente en ti, en mí; abre tus ojos como el profeta y lo descubrirás en tu corazón.
Salmo responsorial
Sal 24, 4-5a. 6 y 7cd. 8-9
R. Señor, instrúyeme en tus sendas.
- Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tu eres mi Dios y Salvador. R.
- Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.
- El Señor es bueno y es recto, enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.
Aclamación antes del Evangelio
Sal 84, 8
R. Aleluya, aleluya
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. R.
EVANGELIO
El bautismo de Juan ¿de dónde venía?
Lectura del santo evangelio
según san Mateo 21, 23-27
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».
Jesús les replicó: «Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».
Ellos se pusieron a deliberar: «Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta».
Y respondieron a Jesús: «No sabemos».
Él, por su parte, les dijo: «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
Jesús en este evangelio nos muestra que no es la sabiduría de los hombres la que vence, sino el auxilio del Espíritu Santo.
Algunas veces tenemos temor de enfrentar críticas de nuestros compañeros de trabajo, o salir en defensa cuando se ataca a la Iglesia, los sacramentos, la vida espiritual. Recordemos que Jesús prometió la asistencia del Espíritu Santo en los momentos difíciles, en los que se pone en juego nuestra vida cristiana o la verdad.
Aprendamos a confiar en la acción de Dios en todo momento, siendo auténticos en nuestro testimonio cristiano. Dios estará siempre con nosotros.
Antífona de la Comunión
Ven, Señor, a visitarnos con tu paz para que nos alegremos delante de ti con un corazón íntegro.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la Comunión
Fructifique en nosotros, Seño, la celebración de esto sacramentos, con los que tu nos enseñas, ya en este mundo que pasa, a descubrir el valor de los bienes del cielo y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración
Señor, que mi mejor regalo sea para el niño Jesús, dedicando un tiempo para prepararme espiritualmente a recibirle en mi corazón.
Acción
En mis preparativos para la celebración en familia programaré que se rece el Rosario o que se medite acerca del Misterio del Nacimiento de Jesús.
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).