Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Martes, 31 de diciembre de 2024.


Tiempo Litúrgico: Día VII Octava de Navidad.
   Color del día: Blanco.  

Memoria libre: San Silvestre, Papa.

Antífona de entrada

Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva a hombros el principado, y es su nombre; Ángel del gran consejo.

Gloria

Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.

Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú Señor, sólo Tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.

Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno, que has establecido el principio y la perfección de toda religión en el nacimiento de tu Hijo, te suplicamos nos concedas estar unidos a aquel en quien se sustenta la plenitud de la salvación humana. Por nuestro Señor Jesucristo

PRIMERA LECTURA
Estáis ungidos por el Santo,
y todos vosotros lo conocéis

Lectura de la primera carta
del apóstol san Juan 2, 18-21

Hijos míos, es la última hora.

Habéis oído que iba a venir un anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es la última hora.

Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros.

En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis.

Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira viene de la verdad.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

El termino “última hora” solo aparece en este pasaje y está referido, sin lugar a dudas, a lo que en otros pasajes, sobre todo en la teología de san Pablo, es llamado: “el final de los tiempos” o “los tiempos finales”, los cuales se refieren a la última etapa de la Historia, que es, precisamente, la que estamos viviendo, ya que después de ésta aparecerá el Hijo del hombre rodeado de majestad para realizar el juicio final y de esta manera concluir con todo esto que ahora conocemos y dar paso a la eternidad en “los cielos nuevos y la tierra nueva”.

Mientras esto ocurre, el apóstol pone en guardia a la comunidad acerca de los “falsos profetas”, de los anticristos, es decir, de todos aquellos que niegan a Jesús y que se apartan de la santa doctrina arrastrando con ellos, a otros hermanos.

Esto que pasaba en aquellos tiempos continúa hoy, ya que aún hoy, estamos en “la última hora” y por ello, no es extraño el ver cómo de los mismos grupos cristianos se van desprendiendo diferentes sectas y confesiones, muchas de ellas, no solo diferentes sino contrarias al mismo cristianismo católico.

Debemos nosotros también estar en guardia, pues, en medio de toda la confusión de este mundo, y dado que no todos nuestros hermanos han tenido la suficiente formación doctrinal y evangélica, es fácil que éstos se vean arrastrados a las sectas y confesiones extrañas al cristianismo.

Recuerda que la fuente de agua limpia surge de las Escrituras discernidas y explicadas diligentemente, por nuestra Iglesia. No nos dejemos arrastrar, permanezcamos fieles al Señor.

Salmo responsorial
Sal 95, 1-2. 11-12. 13-14

R. Alégrese el cielo, goce la tierra.
  • Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria. R.
  • Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles bosque. R.
  • Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. R.

Aclamación antes del Evangelio
Jn 1, 14a 12a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros; a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios. R.

EVANGELIO
El Verbo se hizo carne

Comienzo del santo Evangelio
según san Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el verbo era Dios.

Él estaba en el principio junto a Dios.

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.

Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.

Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».

Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

La lectura que nos presenta hoy la liturgia, nos habla de la preexistencia del Verbo. Con ello expresa la fe de la Iglesia de que Jesús, a quien celebramos ahora por su nacimiento, es verdaderamente Dios. Esto es una cosa increíble, que poco nos detenemos a pensar, imagínate: Dios, el Eterno, el que hizo todo el universo, estuvo vestido con nuestra propia carne y habitó entre nosotros y lo podían ahora contemplar con sus propios ojos los pastores, y sobre todo, María Santísima y san José.

No creo que podamos nosotros tener una idea de lo que sentiría María Santísima, que había recibido la noticia de que Jesús era el Verbo Eterno, y ahora lo veía como un humano; ¿Qué pasaría por su corazón y por su mente? Desafortunadamente para nosotros, los cristianos de este siglo, la fiesta de Navidad ya no es misterio, sino sólo fiesta.

Es necesario volvernos a poner de rodillas delante del pesebre de Jesús, y como san Francisco de Asís (que fue quien instituyó el nacimiento), mientras nuestros ojos contemplan las figuras de barro o porcelana, dejemos que nuestra imaginación regrese al momento mismo del nacimiento de Jesús y que así, de rodillas, le pidamos al Espíritu Santo poder entrar de nuevo en el misterio de la Encarnación y que con su luz maravillosa nos muestre, lo fascinante de este misterio.

Date tiempo hoy para tener un rato de oración y contemplación delante del Hijo Único de Dios encarnado, Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de la Comunión

Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la Comunión

Que tu pueblo, Señor, dirigido por tu abundante ayuda, reciba los auxilios presentes y futuros de tu amor, para que, sostenido por el consuelo necesario de las cosas temporales, aspire con más confianza a los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Señor, sé que hay muchos confundidos que anuncian cosas contrarias a la fe con una convicción tan profunda que llevan a muchos a su misma confusión. Dame la gracia de anunciar tu verdad, la única verdad, con tal convicción que ayude a mucha gente a volverse de su confusión.

Acción

Hoy recordaré a todas aquellas personas que conozco que se separaron de la Iglesia por alguna confusión en sus mentes, o por alguna mala experiencia; oraré por ellos y me aseguraré que en adelante reciban, de parte mía, un testimonio intachable de conducta y del amor de Dios.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).