Tiempo Litúrgico: Navidad. Semana III.
Color del día: Blanco.
Memoria libre: San Raimundo de Peñafort, presbítero.
Antífona de entrada
Bendito el que viene en nombre del Señor: el Señor es Dios, él nos ilumina.
Oración colecta
Oh, Dios, cuyo Unigénito se manifestó en la realidad de nuestra carne, haz que merezcamos ser transformados interiormente por aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Dios es amor
Lectura de la primera carta
del apóstol san Juan 4, 7-10
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Hoy en día se insiste mucho en el amar de una forma activa, como si se tratara de un imperativo: debemos amar y amarnos. Sin embargo, la Sagrada Escritura insiste continuamente en lo contrario, en usar esta expresión en forma pasiva: dejarnos amar. San Juan, en este pasaje, claramente nos dice que es precisamente Dios el que nos ama y que este amor que recibimos de él, es el que nos capacita para que podamos nosotros amarlo a él y amarnos entre nosotros.
Cuando el hombre no se dispone y no se abre a este amor, el esfuerzo por amar se traduce en insatisfacción y frustración, pues sólo el amor de Dios es capaz de movernos al verdadero amor. Es por ello que la vida espiritual en la vida del hombre es fundamental, ya que en ella es en donde Dios se manifiesta a nosotros con su amor.
San Pablo, en su carta a los Romanos, nos dice que "el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo". Esta expresión completa lo que hoy nos refiere san Juan, ya que para nosotros, los cristianos, esta fuerza para amar se ve perfeccionada por la inhabitación del Espíritu en nuestra alma.
Es con este amor con el que tenemos que amarnos unos a otros. Por ello, una familia que lleva una relación fuerte y profunda con Dios, establece entre sus miembros un vínculo indestructible y una relación amorosa y tierna. Abramos nuestro corazón a Dios y permitamos que sea él quien nos ame, para con ese amor también amar nosotros.
Salmo responsorial
Salmo 71, 1-2. 3-4ab. 7-8
R/ Se postrarán ante ti, Señor,
todos los pueblos de la tierra.
- Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R/
- Que los montes traigan paz, y los collados justicia; defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos del pobre. R/
- En sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R/
Aclamación antes del Evangelio
Lc 4, 18
R/ Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad. R/
EVANGELIO
Al multiplicar los panes Jesús
se manifiesta como profeta.
Lectura del santo evangelio
según san Marcos 6, 34-44
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer».
Elles replicó: «Dadles vosotros de comer».
Ellos le preguntaron: ¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?».
Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver».
Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces».
Él les mandó que la gente se recostara sobre la hierba verde en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.
Los que comieron eran cinco mil hombres.
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
En medio de un mundo egoísta, que solo piensa en sí mismo, este evangelio nos enseña lo qué puede ocurrir cuando se comparte lo que se tiene. Eran solo unos cuantos panes y pescados y fueron suficientes para alimentar a toda una multitud.
Es que precisamente cuando se comparte, es cuando se puede experimentar la multiplicación. Muchas veces pensamos que lo que tenemos (especialmente cuando se trata de recursos económicos) apenas nos alcanzaría para nosotros y para nuestra familia. Es necesario hacer la prueba y darnos cuenta que cuando ponemos nuestros dones al servicio de Dios y de los demás, estos se multiplican enormemente.
La abundancia nace del compartir. El atesorar nos empobrece y empobrece a muchos, el compartir nos enriquece y nos permite participar del amor de Dios. ¿Por qué no haces la prueba y ves qué grande es el Señor?
Antífona de comunión
Dios, por el gran amor con que nos amó, envió a su Hijo en semejanza de carne de pecado.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
Oh, Dios, que llegas hasta nosotros al participar en tu sacramento, realiza en nuestros corazones el efecto de su poder, para que, al recibirlo, nos haga dignos del don que nos haces. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración
Gracias, Señor, por tu amor profundo y tremendamente superior a lo que pudiera haber esperado. Tu amor es mi inspiración y me impulsa a amar y a darme a los demás. No permitas, Jesús, que olvide el amor incomparable, personal, fiel, eterno e incondicional con que me amas.
Acción
Hoy repetiré a las más personas que pueda, que Dios les ama.
Fuentes:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa, Frailes Dominicos de Oviedo.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).