Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Jueves, 13 de febrero de 2025.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana V.
   Color del día: Verde.  


Antífona de entrada
Sal 94, 6-7

Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios.

Oración colecta

Protégeme, Señor, con amor continuo a tu familia, para que, al apoyarse en la sola esperanza de tu gracia del cielo, se sienta siempre fortalecida con tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Se la presentó a Adán.
Y serán los dos una sola carne

Lectura del libro
del Génesis 2, 18-25

El Señor Dios se dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude».

Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó a Adán, para ver que nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera.

Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como él que lo ayudase.

Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne.

Y el Señor Dios formó, de la costilla que le había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán.

Adán dijo: «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será “mujer”, porque ha salido del varón».

Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

Los dos estaban desnudos, Adán y su mujer, pero no sentían vergüenza uno de otro.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Una de las ideas fundamentales de Dios al crear al hombre y a la mujer es que los creó para que se "ayudaran", pues ni el uno ni el otro, por sí mismos, pueden alcanzar la plenitud a la que fueron llamados. Cuando ambos se dedican verdaderamente a buscar, cooperar y complementar a su pareja, la felicidad, la alegría y la paz llenan sus corazones.

El problema se presenta cuando se nos olvida que hemos sido creados para ayudarnos y que de nosotros depende gran parte de la felicidad de nuestra pareja. Cuando dejamos que el egoísmo nos domine se empieza a pensar solo en uno mismo y que los demás deben servirnos.

Recordemos que el mismo Jesús nos vino a dar ejemplo diciendo: "No he venido a que me sirvan sino a servir". Es vital que nuestros matrimonios comprendan que es precisamente en el dar donde se recibe y, sobre todo, en donde se crece en el verdadero amor.

Salmo responsorial
Sal 127, 1bcd-2. 3. 4-5

R. Dichosos los que temen al Señor.
  • Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.
  • Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.
  • Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.

Aclamación antes del Evangelio
Sant 1, 21bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Acoged con docilidad la palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas. R.

EVANGELIO
Los perros, debajo de la mesa,
comen las migajas que tiran los niños

Lectura del santo Evangelio
según san Marcos 7, 24-30

En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.

Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.

Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.

La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.

Él le dijo: «Deja que coman primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».

Pero ella replicó: «Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».

Él le contestó: «Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».

Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Es sorprendente la facilidad con la que nos damos por vencidos; con qué razón decía Nuestro Señor que "el Reino sufre violencia y los aguerridos lo arrebatan". La mujer, que ante todo cree en el poder de Jesús, no acepta tan fácilmente su negación. Al contrario, la usa para persuadirlo.

Jesús compara a la mujer con un perrito (es el lenguaje de los judíos de corte usual en el trato con los no judíos a quienes llamaban "Goyim", que significa: perro o apartado de Dios); la mujer, en lugar de sentirse ofendida, reconoce lo que es, no se quiere poner por encima de lo que le está diciendo Jesús, pero usa sus mismas palabras para arrebatarle el milagro.

Sí, Señor, dices bien, si soy un perrito, pero déjame comer de las migajas que los niños tiran. Mientras que los judíos despreciaban la gracia de Jesús ella se conforma con las migajas.

Cuánta enseñanza en un pasaje. Por un lado, no desperdiciemos la gracia que Dios nos ha dado en nuestro bautismo. Por otro, no nos demos por vencidos en nuestras peticiones, el Señor no nos dejará marcharnos con las manos vacías, sobre todo, si somos capaces de reconocer con humildad lo que somos: unos pobres pecadores.

Antífona de comunión
Sal 106, 8-9

Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Calmó el ansia de los sedientos y a los hambrientos los colmó de bienes.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Oh, Dios, que has querido hacernos partícipes de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir de tal modo que, unidos en Cristo, fructifiquemos con gozo para la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Señor Dios, amado mío, tú nos creaste para ti, para encontrar la felicidad verdadera que se prolonga desde nuestros tiempos y hasta la eternidad, pero no para encontrarla en soledad, sino en comunidad. Que la luz de tu gracia nos ayude a amarnos más, hasta dar la vida por los demás.

Acción

Hoy, antes de pensar en mí, haré algún favor a mi prójimo, al más próximo.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).