Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes 2 de febrero de 2016.

Tiempo Litúrgico: Ordinario
Color: Blanco

Santos:


                    Jornada Mundial de la Vida Consagrada
Conclusión del Año de la Vida Consagrada

Primera Lectura: Malaquías 3:1-4
Entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis

He aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí, y enseguida vendrá a su Templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el Ángel de la alianza, que vosotros deseáis, he aquí que viene, dice Yahveh Sebaot. ¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién se tendrá en pie cuando aparezca? Porque es él como fuego de fundidor y como lejía de lavandero. 

Se sentará para fundir y purgar. Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata; y serán para Yahveh los que presentan la oblación en justicia. Entonces será grata a Yahveh la oblación de Judá y de Jerusalén, como en los días de antaño, como en los años antiguos.

Salmo responsorial: 23:7-10
R/ El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria.
  • ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria! R.
  • ¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh, el fuerte, el valiente, Yahveh, valiente en la batalla. R.
  • ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria! R. 
  • ¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh Sebaot, él es el rey de gloria. R

Segunda Lectura: Hebreos 2:14-18
Tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser Sumo Sacerdote

Por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. Porque, ciertamente, no se ocupa de los ángeles, sino de la descendencia de Abraham. 

Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser misericordioso y Sumo Sacerdote fiel en lo que toca a Dios, en orden a expiar los pecados del pueblo. Pues, habiendo sido probado en el sufrimiento, puede ayudar a los que se ven probados.

Evangelio según san Lucas 2:22-40
Mis ojos han visto a tu Salvador

Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 

Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.» 

Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.» Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.

Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él."

Reflexión sobre la Primera y Segunda Lectura

La liturgia nos propone estos hermosos textos que nos invitan a reflexionar en lo importante que somos nosotros delante de Dios. Distintamente a lo que muchos pudieran pensar, nosotros no somos una creación cualquiera, sino única y exclusiva de Dios, creatura a la cual, por medio de Jesús, nos incorporó a su familia y, por ello, podemos llamar verdaderamente Padre a Dios.

Pero más aún, somos tan importantes y nuestra vida es tan apreciada por Dios que envió a su único Hijo para que, dando su vida en rescate, nos diera la vida. Imagínate, pagó tu vida eterna con su propia vida. Ya no eres más esclavo, sino que ahora eres hijo de Dios. ¿Cómo no responder con generosidad a un Dios que te ama tanto? ¿Cómo no darle lo mejor de ti a Aquél que entregó su sangre para que tuvieras vida y la tuvieras en abundancia?

Reflexión sobre el Evangelio

El evangelio de hoy nos muestra la importancia de nuestras visitas al templo. Fue precisamente en el templo en donde tanto Simeón como Ana tuvieron la gracia de encontrarse con "el Salvador".

Muchos hombres y mujeres han encontrado este mismo prodigio que ha cambiado toda su vida. La participación en la Eucaristía es importante, incluso vital para la vida espiritual. Por ello, si tú sientes que no has tenido aún un encuentro personal con Jesús, o quisieras que éste fuera aún mayor y más profundo, como el de Simeón y de Ana, un buen lugar para tenerlo es en el templo. Jesús está siempre esperando en el Santísimo (Sagrario).

Ciertamente que el templo no es el único lugar para encontrarse con Dios, pero es el lugar en donde de manera especial Dios ha querido encontrarse con el hombre, podríamos decir que es el lugar privilegiado para la revelación de Dios al corazón del hombre. Si en tu ir y venir diario pasas cerca de una Iglesia, date tiempo para orar un rato ahí, muchas cosas en tu vida pueden cambiar.

Oración

Señor, ¿cómo pudiera responder adecuadamente y con gratitud a aquello que has ganado para mí? Diste tu vida entera para hacerme partícipe de tu vida inmortal; lo único que se me ocurre es ofrecerte mi vida entera, sé que no es tan grande y poderosa como la tuya, sin embargo, sí es lo mejor que tengo, y así te la doy, acéptala por tu infinito amor.

Acción

Hoy, en cada decisión que tome me preguntaré: ¿Lo haría Jesús?, consciente de que es Jesús quien está viviendo en mí.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa, Archidiócesis de Madrid
Verificado en:
Ordo Temporis 2016, Conferencia Episcopal de Costa Rica